DISPERSIONES

DISPERSIONES

miércoles, 25 de julio de 2012

El bostezo acuña dormideros
sumidos en profundas latitudes
que aúnan espantapájaros de paja
y humo,
doblegado el lado oscuro
de la lengua hecha de surcos
tenaces como trenzas.
De aquellos campanarios lóbregos
me asomo diligente hasta tu sexo
sin dueño que guardas
en el cajón de tu armario
pobre,
campo de recuerdos fértiles
que tartamudean asidos
al hilo de la colcha.
Me interesa tu foto clara
partida en dos por el centro
que me descubre callado.
Mentiría si te amara.

Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
El ave y tú merecéis mis palabras locas.
Me duelen tus dardos y sus besos
aunque de vez en cuando camino lento
de tu celo a su vuelo.

El ave y tú hacéis mis palabras,
de lo que digo, escondo
o envejezco.


Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-

lunes, 23 de julio de 2012

Te descubrieras agonizando despierta,
prolongándote en silencio compartido
que se me hace viejo como nunca
se me hizo estéril
aquel despojarse ingenuo,
triste como el que deja el alma
descansando a la sombra
fresca de la fuente.
El odio encrespado con ramalazos
de azúcar
es difícil contener a medida
que avanza discreto
entre mares embravecidos
y tu camisa holgada.
Vengo despierto y agonizante,
prolongado en silencio
que no comparte nadie.

Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
Tengo los ojos vacíos
por la tierna carcoma
que me pudre desde
fuera;
   niego un millón
de besos,
hojalata múltiple
que desdeña
mi loca flama.

Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-

domingo, 22 de julio de 2012


"Tengo miedo de que te alejes, altiva, para posar tu nido fuera de mi alcance".-
Escombros caóticos
yacen agrietados, gimiendo,
bajo aleros de carne hueca.
Transitable es el pecho
que adolece aire
vivo,
   ventajoso andrajo
de imprudencia:
(el mismo recorre
la clavícula desde abajo).
Moriría fingiendo
espasmos,
antes que doblarme
sobre tu cadera
cual junco en el remanso.

Del pormario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
Voces oscuras
aprietan el lazo
de acequia en acequia;
la neblina vomita hielo
seco,
tosco espécimen
de latitud hombro
que percibe esferas
grandilocuentes.
Exasperado y traumático
deambula por doquier
el "por si acaso",
despojo maloliente
de vísceras acuáticas.

Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-

jueves, 19 de julio de 2012

Sembrado en prietas
entrañas de asfalto,
pudoroso, iracundo
de vómitos fluorescentes
que se alzan al cielo
neutro;
   pétreo, frío talismán
liso,
hueco de vísceras humeantes
que asolapan migajas
de historias diferentes.

Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
He observado desde mi ventana
(como antes, como siempre),
las hojas acumulándose
sobre el alféizar: igual que despojos
efímeros,
dejando un rastro
de moho tierno,
luces en párpados que se cierran
lentamente,
preámbulo de tus manos
tibias
perdidas en una caricia angosta.

Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-

miércoles, 18 de julio de 2012

Las baldosas
me aprietan el cráneo
comprimido entre estantes
llenos de misericordia.
El orín sacude
la calle,
entre estertores
de abatimiento.

Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
Un témpano me descubre
absorto en la letanía
de mensajes ambiguos:
una mujer-cereza,
un niño de impronta
fácil,
resuellos de ventana sigilosa
declive de mi parpadeo.
Es fácil acotar
una ráfaga de mar
   caliente,
someterse impúdicamente,
socarronamente desde hace siglos
tumultuosos, bocetos
que dicen ser una duda
   hiriente
de arrastrada transparencia.

Me permito vagar
despacio,
desatendido de ideas precoces
que emulan mi goce secreto.


Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-

domingo, 15 de julio de 2012

Me desintegro
en la oscuridad vana
del cirio que encierra
tu mirada ausente,
como cartón-piedra
que se funde
entre las pezuñas
de la acémila desdentada.
Acoplo,
desde una urbe
dantesca de saliva firme,
la lengua fétida
de palabras insostenibles.

Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
Sentada en la terraza
de piedra de fragua antigua,
cosmopolita
donde haya un hueco,
enredada detrás
de la farola perpetua
me mira la puerta
aturdida,
   la que lleva un pomo de aguacero
en la nuca,
la que hace del banco
rígido su morada;
   el buzón gotea
presagios de fraudes
que han de venir
disfrazados,
con esa mirada boba
de muerto colgado al cuello.
Sentado desde ayer
como distraído,
el vómito me arrastra
donde no quiero.

Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-

viernes, 13 de julio de 2012

Hoy,
desde aquella tapia
insumisa
he bebido los vientos
sorbo a sorbo,
la vida me ha traído
   olores
grises desde el borde;
   hoy la pena
me ha embarrancado
en playas de salitre
purpúreo,
los tonos resbalando
   perplejos
entre vida de miel
coralina,
como mañana que brota
mitad cielo,
mitad esperpento.

Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
Como el agua mansa
que babea tu boca
bordada de lis,
   como el hielo fatuo
eres.
Como el hielo que cubre
mi pecho
adolecido que acicalo
   con la uña,
eres,
nube de barro grotesco
que hace jirones
de mi camisa maltrecha.

Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-

miércoles, 11 de julio de 2012

He salido
convulsionado en espasmos
de salitre
desde tus ojos
pálidos,
ciudad de aroma
intenso de adoquín,
de palcos obscenos
y geranios abiertos
en un abismo
de opulencia.

Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
Cuento adoquines
que larguean
a ras de muros
     solícitos;
(la salamanquesa
verdea atroz
desde sinfonieres
bruñidos de hojalata
que desatinan
en pliegues someros).
Me ronda la fuente
explícita,
de cardúmenes
y ventiscas de epopeya.
El tono es agrio.
Refulge el pezón
     duro,
como cuentas de rosario.

Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-

martes, 10 de julio de 2012

Adivina el horizonte entre musgos
que nacen de una piel indulgente:
y amenaza con lanzar tu cebo
de ira
donde un vaso de leche empapa
tableros de ajedrez y sillas;
malsana es la ponzoña de viejos
castillos que descubres en tu frente
y descuidas voces, y barcos y analgésicos
de superficie rosada.
Y dime: no me obligues a preguntarte
y que no me digas tu nombre.

Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
Sabías que hacia mediados llegan las fiebres,
y la bronca deidad del suspiro en tu boca
abre sus matices al universo
recordando el óbice de los sexos.
Pero en tu plato un minuto de sospecha
advertía
la risa opaca del viento y su energía.
Y qué me dices, pensaste, al memorizar
de un salto
el baluarte de mi arteria enloquecida.
Porque aún tiene tu vientre abrigo
y se arrastra morado de candelas
entregándote fulgente el sudor rojo de tu
osadía,
como si aquel camino deslucido y amo de
guijarros
no fuese ya tu cepo compungido
oxidando el primer destello de su cuerpo
en este pozo grandilocuente.
Pero tu espalda abotona mañanas cuadradas
como parques
y quise jugar en ellos y menospreciar sus
bancos
entre mis verdades.
Qué dices, pensaste, acariciando
hacia mediados
aquel declive de fiebres que osado te
vapuleaba.
Y lo comprendías, seguro.

Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-

domingo, 8 de julio de 2012

La pena es valle y rocas mortecinas,
morada triste que cobija a los cautivos.
Tosco como un paisaje de cuento,
también oí una llamada de cieno
y amortiguadores
y mi sien tembló como brisa de septiembre
que contempla suave rescoldos
de milagros que se funden en la arena.
Bosteza. Levanta esta mirada de doble filo
del seco trance que saboreé desnudo,
engreído como un rey que dispensara
aquel perdón infame entre los dientes
y el fulgor de pobre tuerto,
caído y mordaz en su vitrina.
Mira como ensombrece la nube esta noche,
el paupérrimo vino de sabor hondo
donde sucumbió tu día más hermoso;
como el llanto te ahoga,
y gritas y remueves y sacas del fondo
la mentira doblegada del inciso:
una por una te las den.
Un promontorio es la pena, rocas sabias
y morada triste que cobija a los cautivos.
Infeliz, aquí estuve sorbiendo a trozos.
Quizás.

Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
Absorbes las noches que te quedan
porque niegas que en ellas amaste,
endulzas el agobio de canalla entristecido
por matices y lugares
que arañan tu vientre
de carpa que nada sin aspavientos
que ni olvidas y presentas
con los sueños del poniente:
aquel silbido de éter
mancillando el verdor jactancioso de la uña.

Junto a lo que hiciste fracasan
una arboleda impetuosa de palabras bruscas
y hombres de tardes en el fútbol,
el velo paciente del socavón tan leve
y el gancho afilado del deseo:
vuelven raudos estos pájaros de pluma tosca.

Tu mente aún persiste en la habitación de tus
entrañas,
sombra del hierro prieto
que forja su olvido en tu discordia.
Y no te alejas.


Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-

sábado, 7 de julio de 2012

Descuidas el otoño
y sus hojas acribillas como si culpasen
tu benevolencia:
ellas son las lágrimas chicas que embardurnan
tus miedos,
y no lamentas que en su dicha
perdure tenue la mitad de tu beso alicatado.
Respira con embeleso el agrio corazón de las
llamas
porque el cielo te lleve hacia otras ciudades más
abiertas;
amordaza sus manos de pianista egocéntrico
en la indiferencia que ya no difiere,
y remolca el hedor de una colilla putrefacta:
en el ocaso del infinito pululan las torrenteras
y la cara ensimismada de los perdidos.
Salta, escapa tu llanto de sus ruedas
y declina esa voz que no es la tuya,
que no reconoces.
Y aún puedas esconderte detrás de la foto:
pero es tu mirada.

Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
Has salido arrastrándote con ojos poderosos:
nunca has conseguido ver la flor del
almendro,
ni soñar despierta reliquias desparramadas
y viscosas como el retumbar de tambores
que llevas bajo el brazo.
Te irás con el alma carcomida
de espasmos, de puntos de sutura
a dos centímetros, altitud cero por
encima de la grasa que cubre los
impíos abedules;
te irás despacio, con desprecio embotellado
para saciar la tropa que te guarda
en un rincón de mi cama ajada
y seca,
como el resquemor de tu boca de anfibio.

Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-

viernes, 6 de julio de 2012

Y te irás. No se por dónde
se han marchado los resquicios
que quedaron suspendidos
de tu trenza en remolino
de savia azucarada.
Amarillos son los surcos que se abren desde
tu pecho,
y te escapas como ciervo
de pelaje corto, de belfos caídos
como buques añejos astillados en la acera;
llorarás sin tiempo aquellos tiernos
ramalazos
de misericordia
donde te quepa el aliento en un pañuelo
y la hiedra tapice el pezón deslucido
de tu pupila.
Te irás, seguro, aflojando sin pesadilla
el nudo que deja tu huella efímera.

Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
Quisiera mentirte como ayer
como cuando el eco caminaba por tu codo
en haz de escarcha,
como una esquirla de baba solícita
que acaricia la punta de tréboles
de cuatro hojas.
Ni el invierno se ha apoderado de mi sien
ni el celo mingita en los recodos:
un corazón sin funda te guarda
y reconoces que el frío también se expande.
De esas caras olvidé hablarte;
invitame con ellas
a paraísos de cien soles,
porque no soy trigo que amase buena tarde:
tú, en cambio, eres desprendimiento.
Mi vida. Mi Demonio.
Vuélate conmigo en un paraje de incordio.

Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-

miércoles, 4 de julio de 2012

El mísero ungüento de los atardeceres
busque en un limo oscuro cuando sea
tu despedida.
Imaginar como enmudecer la vida
tras ese pecho
vuelto a dentelladas de cangrejo cojo,
donde el bosque deja de ser viento
que relames en tu tronco:
era su ombligo largo caño que bebías
ahogando tu nariz en destellos
que renegaste.
Huye de esa luz que pronto te invade,
no te doblegues tras vasos de leche tibia
ni bajo latidos toscos de óxido
y sarcasmo;
este liviano pudor
donde me acicalo barrunta la extrañeza
de tu garganta miserable.
También el labio es un promontorio,
uvas rojas derramadas en terraplenes
de basilisco como el tiempo
que atrapa la duda carcomida de tus besos
y raudo esquiva o entorpece buscando una
esquina
donde sea día sin ventanas.
Aprieta y reduce esta espalda dolorida:
el halo de tu ceja ha sido pobre y deslucido
y no dejas que en ese valle habite jamás
aquel llanto joven y sus corsarios.
Aprieta y huye.
No queda otro límite que el rencor de tu
sangre.

Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
Quisiera ternerte
paseando ingenua entre solsticios
de verano,
como colibrí enjuto
de pluma cegadora:
mordaz (no me parece
propio, tu vuelo), ecuánime
entre matojos livianos.
Quiero tenerte
pausada,
gimiendo mil cadenas
de hierro vapuleado;
quiero asombrarme,
después,
con tu canto apolíneo.

Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-

lunes, 2 de julio de 2012

Te entretuvieras mal oliendo una hogaza,
un endrino chabacano, una pérgola
de rimas utópicas
de acacias que dan sombra a niños
indómitos de cabeza grande;
buscarías nidos de salamanquesa
en urbes, en aleros de lumbre
y silicona.
Los cipreses te mueren en la copa
y esparcen tus huesos en la repisa;
y gotea tu baba de cochambre
minando tierra de cañaveras.
Me siento pulga, pulga insensible
agarrada con saña al borde de un ladrido.

Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
De la podredumbre, del polvo vacío
que me llena
porque mientes al eco de tu sangre;
del beso que me matas
y del sabor agrio con el que me envenenas
amargo no, ni dulce, ni ocaso:
del pudor de las cosas que no fueron,
que me guiñan en la alacena del pasillo
para abalanzarse, para mordisquearme
la yema
de una nube.
Amor de fresa y cianuro, y perros sofocados
y columpios
donde se te levanta la falda
por encima de la rodilla.
De tus ojos pardos que disponen
por cobertizos y sótanos de penumbra
y veredas;
de tus nalgas sublimes desbordando carne
prieta;
de mis vómitos y los árboles y las rocas
que se me hacen
añicos
con la certeza de aquellas tardes sin vigilia.

Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-