DISPERSIONES

DISPERSIONES

viernes, 31 de mayo de 2013



LLUVIA


Quiero que me empapes, lluvia.
Deseo abrirme como un poseso,
mitigar la quemazón que me produce
el licor fuerte de una saliva
que me viste,
despojarme de esta ropa maldita
que oculta los temores inquietos
de un perro en celo.

Surca el pezón titánico,
disuelve y persiste por entre los rescoldos
de una rambla certera que comienza
entre sus piernas.

Ahoga,
araña en un seco intento la tierra fértil,
el horizonte,
la luz deshecha,
un promontorio ártico escondido
sobre la silla de anea.

Lluvia.
Manantial efímero.
Empápame y arrástrame
al lodo de la concupiscencia.


Del poemario "Lluvia en los zapatos", de Juanjo Cuenca.-


POBLANDO LOS TEJADOS


Imaginaría que estás poblando los tejados
en los que un día posaste en un suspiro
el aleteo continuado de mis desdicha.

Reconocerías,
donde las trenzas se deshacen en mi mano,
el hueco por donde se escapa la voz
en espasmos:
turbio es el intento;
(¿a qué otra vorágine descomunal y anodina
puede, si no, acariciarte en un leve hechizo?).

Recorrería, sinuoso,
la estela de rimel que huye despavorida
entre cimientos y viejas de aguja
en el zaguán.

Amaría sin tenerte.
Que la sombra en tu planicie sea un pétalo,
un ósculo prensado tras la hiedra
locuaz,
un misterio,
una gota ínfima de incertidumbre,
el rincón tibio donde te agasajo.


Del poemario "Lluvia en los zapatos", de Juanjo Cuenca.-

domingo, 26 de mayo de 2013



DESCIENDO AL INFIERNO


Desciendo al infierno que me produce el rizo de tu pelo.

Te moldeo gota a gota apartando
el olor a lavanda silvestre.
Te imagino.

Y una tempera insufrible
que dibuja y martillea a borbotones
mientras se desmadeja a galope
de sien,
me fusiona en atardeceres opalinos;
donde la vieja herida costrea
y se esconde tras un cielo.

Tengo el aliento roto,
abotargado,
desprendiéndose en vaharadas que se elevan
hasta el suelo
y grita su diatriba a los dioses
que purgan, ciegos, el haberte vislumbrado.

Desciendo al infierno.

Acaso el mejor que he conocido.



Del poemario "Lluvia en los zapatos", de Juanjo Cuenca.-


PROBEMOS A SENTIRNOS SOLO UNO


Probemos a sentirnos solo uno,
a arrinconar las manos frías
bajo un crujido de hueso.

Doblemos nuestros cuerpos esquivos
cual contorsionistas estériles
que se agasajan beso a beso.

Luego me vestiré con la saliva
impregnada en la almohada de mi recuerdo
mientras la mañana aúlla su desencanto.

Y partiré leve, deslizándome sobre tu hombro,
barriendo el insomnio locuaz y atrevido
que me produce el poder amarte de nuevo.


Del poemario "Lluvia en los zapatos", de Juanjo Cuenca.-


TU FALDA


Tenía asombro en la cúspide descerrajada,
en un promontorio donde la causa
se desvanece
o equivale a equis.
Pronto lo que otrora fue tumulto,
se perpetúa tras los retales de tu falda.


Del poemario "Lluvia en los zapatos", de Juanjo Cuenca.-


BAJO LA HIERBA RESECA


No presumo de esconderme atisbando incrédulo
el tic-tac metódico de un parpadeo
que me trae en volandas:
es más un escozor nervioso
(¿arrinconado?)
pululando por el resbaladizo pliegue de tu traje.
Caerías, así, en la cuenta
de que hay algo más bajo la hierba 
reseca,
malviviendo junto a escorzos
que son dardos ágiles;
donde un adolescente apocado
elige el placer solitario de un beso soñado;
donde el viejo masca tabaco
y escupe sobre el tranco de tu empinado vientre.
Grito.
Y mi grito no se mece, sino que engendra.
Me agazapo.

Tarareo esa lágrima mojada sin retorno.


Del poemario "Lluvia en los zapatos", de Juanjo Cuenca.-

lunes, 20 de mayo de 2013



CAMA Y SEXO


Aún recuerdo los minutos
que pasábamos tú y yo en tu compañía.
Vivíamos.
Bebíamos.
Comíamos.
Follábamos
(invariablemente después fumábamos un cigarro).

Goterones sumisos de arcilla poderosa
moldeaban tu contorno febril
y amasabas ingentes palabras
en mi oído de piedra.

Reíamos
(con una risa desprovista de suntuosidad).
Reíamos.
Reíamos.
Reíamos.

Ayer abrí mi ventana para buscarte con sigilo
en el alféizar del mohoso edificio
de mis manos,
esperpéntica,
audaz con la letanía de la que sólo tú eres capaz.

Vi gatos con rayas pardas
y pájaros abandonados al inmisericorde pasar
del tiempo,
y envoltorios de chicle de fresa
y podredumbre áspera como tu lengua.

Acaso viera tu reflejo horadado
a golpe de cincel en un resquicio
fugaz -no sabría decirlo-,
perpetuo, volatilizado en la mansa mañana.
Transparente.

Aún recuerdo los minutos,
las horas,
el incesante parpadeo de tu nítida mirada.


Del poemario "Lluvia en los zapatos", de Juanjo Cuenca.-



DURMIERAS TRANQUILA


Durmieras tranquila
sin que asome a tus labios la sonrisa
que desfigura tu rostro.
Volvieras a sentirte desmadejada,
concisa quizás,
amortiguada sobre el templete del adusto febrero:
no hay ojos, la sangre es grisácea mescolanza
ue pervierte a colegiales
de risa
frágil,
sábanas tendidas
(azul sereno, azul, azul)
henchidas por un soplo de incandescencia.
Acogieras,
como madre redentora opalina y distante,
el verde musgo que palpita en mi ingle
voraz y aturdido;
"siempre anega tablas de cobertizo".
Gimes triste y descansada
apoyando la lengua en un mar embravecido
de sombras ambiguas
barridas por la lluvia que acicala los cristales
en los espejos del laberíntico pasillo.

Gimes.

Y mientras yo, te espero en la orilla.


Del poemario "Lluvia en los zapatos", de Juanjo Cuenca.-

miércoles, 15 de mayo de 2013




RECESO


Tornas el aire que me quema
desfigurando el aleteo de un beso
hacia los destemplados ladrillos
de un castillo,
ahí
fuera.


Del poemario "Lluvia en los zapatos", de Juanjo Cuenca.-


MIEDO


Recojo virutas y marmaja
y despliego la vela en tu camisa -lino oscuro pegado a tu seno-
que se encorva a raudales hasta el ombligo
o calla, lánguido, tras la costura que sisa
la vecina de quinto.

O abre las piernas demacradas,
o prende alfileres en la yema
de un corazón tardío
(enmudece la sangre que beben
aquellos hijos que no fueron),
parco en latidos de harina
sobre tu mejilla.

Aireabas soluble mi carne que sólo es tuya.
Es como una canción que reverbera en bruñidos
toneles enquistados sobre mi altar
(barca capitaneada que huele a podredumbre)
al unísono,
flotando yermos camino al Báratro.

Donde se esconde mi inconsciencia
trabada y esculpida a golpe de heces,
otorga el silencio un símil:
como de viento chiquero,
como de agua, o lluvia, o agua;
como tras la ventana parapetado e inconcluso
se halla mi miedo.


Del poemario "Lluvia en los zapatos", de Juanjo Cuenca.-

martes, 7 de mayo de 2013



NUBOSIDAD ABSOLUTA


El cansancio te nubla otro poco.
Inmisericordes palabras apostilladas
tras el ciclo que renueva la mansa
incertidumbre,
(mansa,  mansa, mansa),
hacen estragos tras la taimada
pereza del avión de ébano que
claustrofóbico,
araña dinteles donde se posa el esperpento
de tu lánguido flequillo.

Hay veces que el cansancio te nubla
ahogándote tras folios que desesperan
en blanco (¿acaso algún día fueron de otro color?).

Desvarías. Te encoges. Desvarías prematuramente.

Sabes acaparar el tránsito,
voluble,
como reminiscencia tierna
pertrechada en esquinas de aire,
en ojos en celo que doblan por la calle
de en medio.

El cansancio ha anidado en el surco de tu huella.
El cansancio te nubla.

Te nubla.


Del poemario "Lluvia en los zapatos", de Juanjo Cuenca.-

domingo, 5 de mayo de 2013




NIDOS DE OROPÉNDOLA


He transiado nidos de oropéndola
bajo tu pelo acicalado
y no he encontrado el abrigo
de una gota de lluvia cálida como la escarcha
que esconde mi lengua;

todo lo di por perdido:

esas tardes locas de locos orgasmos,
la tarde aquella de éter empañando los cristales
de mi espalda.

El sol, viudo de un beso desdichado,
remodela el promontorio de tu cuerpo.

No me queda nada.
Acaso el ínfimo recuerdo de tu sonrisa perenne.


Del poemario "Lluvia en los zapatos", de Juanjo Cuenca.-


ALGUNAS VECES


Algunas veces,
cuando suspiro entre sábanas de cordeles
flojos,
se desata el aire vacuo;

no es el canto de la golondrina
añeja el que me culpa:
(es otro canto más alto),
surcando extraviado el rastrojo
de cualquier vida.

Algunas veces,
tintinea a golpe de tambor
el murmullo de valles que se acuestan
sobre la espalda de mi ceja
y provoca la ira
que me hace reir.

Sé que mirando por la ventana
no hallaré rastro que pueda entender;
y sopla el viento cálido
de mis maltrechos ojos
hasta el rincón más lejano.

Algunas veces,
mientras se pierde la lengua,
la hierba se desata
fresca,
como la sangre en mil fulgores.


Del poemario "Lluvia en los zapatos", de Juanjo Cuenca.-



DESHECHOS EN LA NOCHE



Cuando vomita la noche espesos supiros
oigo como un resorte de venas que blanden
inocuas secreciones sobre mi piel en calma;

la transparencia de un halo furtivo
se escapa entre edificios y vidrios quemados.

Asómate al abismo incontrolado
que parte de la tentación de una mirada
en tránsito,
(es un instinto arraigado, un precipicio)
que solapa la eterna duda
del fuego que me crece entre axila y axila.

Implacable me recorre tu lluvia
áspera de saliva esquiva:
deja un surco espeso y frágil la mirada
que me abandona por el desagüe.


Del poemario "Lluvia en los zapatos", de Juanjo Cuenca.-