DISPERSIONES

DISPERSIONES

sábado, 31 de diciembre de 2016

POEMA DE NAVIDAD


Hola a tod@s!!

Con este poema muy acorde con los días que estamos viviendo (y nos quedan por vivir), despedimos este año 2016. Espero que el 2017 os traiga todo lo bueno que necesitéis y que la poesía esté siempre en vuestras vidas. Espero de corazón que hayáis disfrutado con esta humilde aportación en mi Blog. Comenzaremos el año con más fuerza, si cabe.

Sed felices...








LOS TRES REYES MAGOS


–Yo soy Gaspar. Aquí traigo el incienso.

Vengo a decir: La vida es pura y bella.
Existe Dios. El amor es inmenso.
¡Todo lo sé por la divina Estrella!

–Yo soy Melchor. Mi mirra aroma todo. 

Existe Dios. El es la luz del día.
¡La blanca flor tiene sus pies en lodo
y en el placer hay la melancolía!

–Soy Baltasar. Traigo el oro. Aseguro 

que existe Dios. El es el grande y fuerte. 
Todo lo sé por el lucero puro
que brilla en la diadema de la Muerte.

–Gaspar, Melchor y Baltasar, callaos. 

Triunfa el amor, ya su fiesta os convida. 
¡Cristo resurge, hace la luz del caos
y tiene la corona de la Vida!


RUBÉN DARÍO.-


CICLO POESÍA MODERNISTA










PORFIRIO BARBA-JACOB
(Seudónimo de Miguel Angel Osorio)




CANCIÓN DE LA VIDA PROFUNDA


Hay días en que somos tan móviles, tan móviles,
como las leves briznas al viento y al azar.
Tal vez bajo otro cielo la gloria nos sonríe.
La vida es clara, undívaga y abierta como un mar.
Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
como en abril el campo, que tiembla de pasión:
bajo el influjo próvido de espirituales lluvias,
el alma está brotando florestas de ilusión.
Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos...
-¡niñez en el crepúsculo!, ¡lagunas de zafir!-
que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza,
y hasta las propias penas nos hacen sonreír.
Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos,
como la entraña oscura de oscuro pedernal:
la noche nos sorprende con sus profusas lámparas,
en rútilas monedas tasando el Bien y el Mal.
Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos,
que nos depara en vano su carne la mujer:
tras de ceñir un talle y acariciar un seno,
la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer.
Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,
como en las noches lúgubres el llanto del pinar.
El alma gime entonces bajo el dolor del mundo,
y acaso ni Dios mismo nos pueda consolar.
Mas hay también ¡oh Tierra! un día... un día...
un día
en que levamos anclas para jamás volver...
Un día en que discurren vientos ineluctables.
¡Un día en que ya nadie nos puede retener!


PORFIRIO BARBA-JACOB (1880-1942).-

viernes, 30 de diciembre de 2016

CICLO POESÍA MODERNISTA







CARLOS PEZOA VÉLIZ



NADA



Era un pobre diablo que siempre venía
cerca de un gran pueblo donde yo vivía;
joven, rubio y flaco, sucio y mal vestido,
siempre cabizbajo... ¡Tal vez un perdido!
Un día de invierno lo encontraron muerto,
dentro de un arroyo próximo a mi huerto,
varios cazadores que con sus lebreles
cantando marchaban... Entre sus papeles
no encontraron nada... Los jueces de turno
hicieron preguntas al guardián nocturno:
éste no sabía nada del extinto;
ni el vecino Pérez, ni el vecino Pinto.
Una chica dijo que sería un loco
o algún vagabundo que comía poco,
y un chusco que oía las conversaciones
se tentó de risa... ¡Vaya unos simplones!
Una paletada le echó el panteonero;
luego lió un cigarro, se caló el sombrero
y emprendió la vuelta... ¡Tras la paletada,
nadie dijo nada, nadie dijo nada!...


CARLOS PEZOA VÉLIZ (1879-1908).-

miércoles, 28 de diciembre de 2016

CICLO POESÍA MODERNISTA









EDUARDO MARQUINA




SE PINTA EL MAR



La tierra es toda vida,
y el mar es todo amor.
En el mar hay escondida
una fuerza más grande que la vida:
la tierra es criatura, y el mar es creador.
Todo el mar es misterio resonante
y palabra inicial:
nada hay a espaldas de él, nada hay delante;
el mar es una eternidad constante
y un movimiento en lo inmortal.
Escapa al pertinaz conocimiento
y prolonga en fantasmas la visión;
el mar es elemento,
hermano del pensamiento
y lecho azul de la imaginación.
Las mujeres suspiran
cuando en la tarde miran
la gran fatiga, hecha pasión, del mar;
toda mujer quisiera,
en una noche encapotada y fiera,
estarse a solas abrazando al mar.
Los marineros de canosa frente,
estatuas que ha esculpida su garra omnipotente,
pasan como hombres tipos a la orilla del mar:
llevan en sus pupilas el misterio
y tienen un hablar de magisterio,
mamado en su nodriza, la recia tempestad.
A las mozas alegres de la costa,
cuando más lindas van, se les agota
en sólo un día toda su beldad:
prometidas tal vez a un fiero esposo,
pierden en un abrazo misterioso,
como la tierra en junio, toda su majestad.
Los barrios, junto al mar, de pescadores,
son hornos de fantásticas mentiras,
cunas de unos deseos buscadores
que se echan a volar, emprendedores
renuevos de la tierra, en arriesgadas jiras.
Las noches, en las casas marineras,
vienen con aparatos de quimeras,
poniendo luces rojas en todas las ventanas;
detrás de los cristales arden unas pupilas,
espiando las sombras intranquilas
y en atisbo de barcas lejanas.
Entre las rocas de la costa alzada
se oye un extraño hablar, de madrugada,
de gentes que en la noche vigilaron;
las barcas, animadas de un deseo,
tienen un misterioso balanceo,
y nunca se están quietas en donde las dejaron.
Las casas de los pueblos marineros
abren todas al mar sus agujeros:
rejas y puertas y ventanas,
toda la vida, de la mar esperan;
al monte sólo irán cuando se mueran, 
al quieto cementerio de las tapias enanas.
¡Oh mar! ¡Oh extraño mar! ¡Oh gran misterio!
¡Oh! ¡No saben tus gentes el imperio
que ejerces en sus almas!
Tú has sabido, a través de las edades,
garantir con tus altas tempestades
la majestad suprema de tus calmas.
¡Santo mar, fuerza nueva, agua querida,
adobo espiritual de nuestra vida,
campo siempre fecundo a la mirada!
¡Sólo tú, cuando un ansia la enajena,
pones la gracia de una paz serena
en la pupila fácil de la Amada!


EDUARDO MARQUINA (1879-1946).-

CICLO POESÍA MODERNISTA










HORACIO QUIROGA




EL JAGUAR TRISTE



La campana toca a muerto
en las largas avenidas,
y las largas avenidas
despiertan cosas de muerto.
De los manzanos del huerto
penden nucas de suicidas,
y hay sangre de las heridas
de un perro que huye del huerto.
En el pabellón desierto
están las violas dormidas;
¡las violas están dormidas
en el pabellón desierto!
Y las violas, doloridas,
en el pabellón desierto,
donde canta el desacierto
sus victorias más cumplidas;
abren mis viejas heridas,
como campanas de muerto,
las viejas violas, dormidas,
en el pabellón desierto.


HORACIO QUIROGA (1878-1937).-

lunes, 26 de diciembre de 2016

CICLO POESÍA MODERNISTA











MANUEL MAGALLANES MOURE



POR LA ORILLA DEL MAR



A la caída del sol,
por la playa inmensa y sola,
de frente al viento marino
nuestros caballos galopan.
Es el horizonte de oro,
oro es la mar y oro arrojan
los cascos de los caballos
al chapotear en las olas.
En blancos grupos contemplan
caer el sol las gaviotas;
mas, al acercarnos, vuelan
en bandadas tumultuosas.
Pesadamente se alejan
sobre las revueltas olas
y abátense a la distancia
trazando una curva airosa.
Alcance pronto les damos
y ellas, de nuevo en derrota,
a volar, siempre adelante,
por sobre la mar sonora.
Por la arena húmeda y firme
nuestros caballos galopan.
Al fuerte viento marino
cabelleras y almas flotan.
A la caída del sol,
en la playa inmensa y sola
tu alma se entregó a mi alma,
tu boca se dio a mi boca.
No se sabe de qué hablar
cuando la emoción es honda.
Por la orilla de la mar
nuestros caballos galopan.



MANUEL MAGALLANES MOURE (1878-1924).-

domingo, 25 de diciembre de 2016

CICLO POESÍA MODERNISTA









FRANCISCO VILLAESPESA



AUTORRETRATO


Por la espaciosa frente pálida y pensativa,
desciende la melena en dos rizos iguales.
Negros ojos miopes, gruesa nariz lasciva,
la faz oval y fina, los labios sensuales.
Sobre el flexible cuerpo, perturban la negrura
del enlutado traje que su dolor retrata,
el d'annunziano cuello con su nívea blancura
y con manchas sangrientas la flotante corbata.
Apura un cigarrillo Kedive, reclinado
en un diván oscuro, y entre el humo azulado
del tabaco, sus ojos contemplan con amor
el azul de las venas sobre las manos finas,
dignas de rasgar velos de princesas latinas
y ceñir el anillo del Santo Pescador.


FRANCISCO VILLAESPESA (1877-1935).-

CICLO POESÍA MODERNISTA







MARÍA EUGENIA VAZ FERREIRA



ÚNICO POEMA



Mar sin nombre y sin orillas,
soñé con un mar inmenso,
que era infinito y arcano
como el espacio y los tiempos.
Daba máquinas a sus olas,
vieja madre de la vida,
la muerte, y ellas cesaban
a la vez que renacían.
¡Cuánto nacer y morir
dentro la muerte inmortal!
Jugando a cunas y tumbas
esta la Soledad...
De pronto un pájaro errante
cruzó la extensión marina;
"Chojé... Chojé...", repitiendo
su quejosa marcha iba.
Sepultóse en lontananza
goteando "Chojé... Chojé...";
desperté y sobre las olas
me eché a volar otra vez.

MARÍA EUGENIA VAZ FERREIRA (1875-1924).-

viernes, 23 de diciembre de 2016

CICLO POESÍA MODERNISTA









JOSÉ SANTOS CHOCANO




LOS CABALLOS DE LOS CONQUISTADORES (fragmento)



¡Los caballos eran fuertes!
¡Los caballos eran ágiles!
Sus pescuezos eran finos, y sus ancas
relucientes, y sus cascos musicales...
¡Los caballos eran fuertes!
¡Los caballos era ágiles!
¡No! No han sido los guerreros solamente,
de corazas y penachos y tizonas y estandartes,
los que hicieron la conquista
de las selvas y los Andes:
los caballos andaluces, cuyos nervios
tienen chispas de la raza voladora de los árabes,
estamparon sus gloriosas herraduras
en los secos pedregales,
en los húmedos pantanos,
en los ríos resonantes,
en las nieves silenciosas,
en las pampas, en las sierras, en los bosques y en los valles.
¡Los caballos eran fuertes!
¡Los caballos eran ágiles!


JOSÉ SANTOS CHOCANO (1875-1934).-

jueves, 22 de diciembre de 2016

CICLO POESÍA MODERNISTA











ANTONIO MACHADO


HORIZONTE



Es una tarde clara y amplia como el hastío
cuando su lanza blande el tórrido verano,
copiaban el fantasma de un grave sueño mío
mil sombras en teoría, enhiestas sobre el llano.
La gloria del ocaso era un purpúreo espejo,
era un cristal de llamas, que al infinito viejo
iba arrojando el grave soñar en la llanura...
Y yo sentí la espuela sonora de mi paso
repercutir lejana en el sangriento ocaso,
y más allá, la alegre canción de un alba pura.


ANTONIO MACHADO (1875-1939).-

miércoles, 21 de diciembre de 2016

CICLO POESÍA MODERNISTA











JULIO HERRERA Y REISSIG


MAYO


Vibra en el aire de metal sonoro
el desmayado adiós de un postrer beso,
y el sol fallece como un ígneo Creso
en el misterio de su drama de oro.
Su violón monocorde muge un toro
pregonando su místico regreso,
y hay en sus ojos un dolor carmeso
humedecido por extraño lloro.
Entre el síncope mustio de las hojas,
obnubilada por pasiones rojas,
sueña un crimen la excéntrica laguna.
Y como si deseara que la arroben,
en sus tisis, románticas, la luna
escribe una sonata de Beethoven.


JULIO HERRERA Y REISSIG (1875-1910).-

martes, 20 de diciembre de 2016

CICLO POESÍA MODERNISTA







MANUEL MACHADO


FELIPE IV


Nadie más cortesano ni pulido
que nuestro Rey Felipe, que Dios guarde,
siempre de negro hasta los pies vestido.
Es pálida su tez como la tarde,
cansado el oro de su pelo undoso,
y de sus ojos, el azul, cobarde.
Sobre su augusto pecho generoso,
ni joyeles perturban ni cadenas
el negro terciopelo silencioso.
Y, en vez de cetro real, sostiene apenas
con desmayo galán un guante de ante
la blanca mano de azuladas venas.


MANUEL MACHADO (1874-1947).-

lunes, 19 de diciembre de 2016

CICLO POESÍA MODERNISTA









LEOPOLDO LUGONES



EL SOLTERÓN (FRAGMENTO)


Largas brumas violetas
flotan sobre el río gris,
y allá en las dársenas quietas
sueñas obscuras goletas
con un lejano país.
El arrabal solitario
tiene la noche a sus pies,
y tiembla su campanario
en el vapor visionario
de ese paisaje holandés.
El crepúsculo, perplejo,
entra a una alcoba glacial,
en cuyo empañado espejo,
con soslayado reflejo
turba el agua del cristal.
El lecho blanco se hiela
junto al siniestro baúl,
y en su herrumbrada tachuela
envejece una acuarela
cuadrada, de felpa azul.
En la percha del testero,
el crucificado frac
exhala un fenol severo,
y  sobre el vasto tintero
piensa un busto de Balzac.
La brisa de las campañas,
con su aliento de clavel,
agita las telarañas
que son inmensas pestañas
del desusado cancel.
Allá por las nubes rosas,
las golondrinas, en pos
de invisibles mariposas,
trazan letras misteriosas
como escribiendo un adiós.
En la alcoba solitaria,
sobre un raído sofá
de cretona centenaria,
junto a su estufa precaria
meditando un hombre está.
Tendido en postura inerte,
masca su pipa de boj,
y en aquella calma advierte
qué cercana está la muerte
del silencio del reloj.
En su garganta reseca
gruñe una biliosa hez,
y bajo su frente hueca
la verdinegra jaqueca
maniobra un largo ajedrez.
¡Ni un gorjeo de alegrías!
¡Ni un clamor de tempestad!
Como en las cuevas sombrías,
en el fondo de sus días
bosteza la soledad.
Y con vértigos extraños,
en su confusa visión
de insípidos desengaños,
ve llegar los grandes años
con sus cargas de algodón.


LEOPOLDO LUGONES (1874-1938).-

domingo, 18 de diciembre de 2016

CICLO POESÍA MODERNISTA










JOSÉ MARÍA EGUREN



LOS DELFINES



Es la noche de la triste remembranza;
en amplio salón cuadrado,
de amarillo iluminado,
a la hora de maitines
principia la angustiosa contradanza
de los difuntos delfines.
Tienen ricos medallones,
terciopelos y listones;
por nobleza, por tersura
son cual de Van Dyck pintura;
mas conservan un esbozo,
una llama de tristura
como el primo, como el último sollozo.
Es profunda la agonía
de su eterna simetría;
ora avanzan en las fugas y compases
como péndulos tenaces
de la última alegría.
Un Saber innominado,
abatidor de la infancia,
sufrir los hace, sufrir por el pecado
de la nativa elegancia.
Y por misteriosos fines
dentro del salón de la desdicha nocturna,
se enajenan los delfines
en su danza taciturna.


JOSÉ MARÍA EGUREN (1874-1942).-

sábado, 17 de diciembre de 2016

CICLO POESÍA MODERNISTA







GUILLERMO VALENCIA



LOS CAMELLOS



Dos lánguidos camellos, de elásticas cervices,
de verdes ojos claros y piel sedosa y rubia.
los cuellos recogidos, hinchadas las narices,
a grandes pasos miden un arenal de Nubia.
Alzaron la cabeza para orientarse, y luego
el soñoliento avance de sus vellosas piernas
-bajo el rojizo dombo de aquel cenit de fuego-
pararon silenciosos, al pie de las cisternas...
Un lustro apenas cargan bajo el azul magnífico,
y ya sus ojos quema la fiebre del tormento:
tal vez leyeron, sabios, borroso jeroglífico
perdido entre las ruinas de infausto monumento.
Vagando taciturnos por la dormida alfombra,
cuando cierra los ojos el moribundo día,
bajo la virgen negra que los llevó en la sombra
copiaron el desfile de la melancolía...
Son hijos del Desierto: prestóles la palmera
un largo cuello móvil que sus vaivenes finge,
y en sus marchitos rostros, que esculpe la Quimera,
¡sopló cansancio eterno la boca del Esfinge!
Dijeron las Pirámides que el viejo sol rescalda:
"Amamos la fatiga con inquietud secreta...",
y vieron desde entonces correr sobre una espalda
tallada en carne viva, su triangular silueta.
Los átomos de oro que el torbellino esparce
quisieron en sus giros ser grácil vestidura,
y unidos en collares por invisible engarce
vistieron del giboso la escuálida figura.
Todo el fastidio, toda la fiebre, toda el hambre,
la sed sin agua, el yermo sin hembras, los despojos
de caravanas..., huesos en blanquecino enjambre...,
todo en el cerco bulle de sus dolientes ojos.
Ni las sutiles mirras, ni las leonadas pieles,
ni las volubles palmas que riegan sombra amiga,
ni el ruido sonoroso de claros cascabeles,
alegran las miradas al rey de la fatiga.
¡Beber dolor en ellas, flautistas de Bizancio
que amáis pulir el dáctilo al son de las cadenas!
¡Sólo esos ojos pueden deciros el cansancio
de un mundo que agoniza sin sangre entre las venas!
¡Oh artistas! ¡Oh camellos de la llanura vasta,
que vais llevando a cuestas el sacro Monolito!
¡Tristes de Esfinge! ¡Novios de la Palmera casta!
¡Sólo calmáis vosotros la sed de lo infinito!
¿Qué pueden los ceñudos? ¿Qué logran las melenas 
de las zarpadas tribus cuando la sed oprime?
Sólo el poeta es lago sobre este mar de arenas,
sólo su arteria rota la Humanidad redime.
Se pierde ya a lo lejos la errante caravana,
dejándome "camello que cabalgó el Excidio..."
¡Cómo buscar sus huellas al sol de la mañana,
entre las ondas grises de lóbrego fastidio!
¡No! Buscaré dos ojos que he visto, fuente pura
hoy a mi lado exhausta, y aguardaré paciente
hasta que suelta en hilos de mística dulzura,
refresque las entrañas del lírico doliente.
Y si a mi lado cruza la sorda muchedumbre,
mientras el vago fondo de esas pupilas miro,
dirá que vio un camello con honda pesadumbre,
mirando silencioso dos fuentes de zafiro...


GUILLERMO VALENCIA (1873-1943).-


viernes, 16 de diciembre de 2016

CICLO POESÍA MODERNISTA









JOSÉ JUAN TABLADA



JAPÓN



¡Áureo espejismo, sueño de opio,
fuente de todos mis ideales!
¡Jardín que un raro caleidoscopio
borda en mi mente con sus cristales!
Tus teogonías me han exaltado
y amo ferviente tus glorias todas;
¡yo soy el siervo de tu Mikado!;
¡yo soy el bonzo de tus pagodas!
Por ti mi dicha renace ahora,
y en mi alma escéptica se derrama
como los rayos de un sol de aurora
sobre la nieve del Fujiyama.
Tú eres el opio que narcotiza,
y al ver que aduermes todas mis penas,
mi sangre -roja sacerdotisa-
tus alabanzas canta en mis venas.
¡Canta! En sus cauces corre y se estrella
mi tumultuosa sangre de Oriente,
y ése es el canto de tu epopeya,
mágico imperio del Sol Naciente.
En tu arte mágico -raro edificio-
viven los monstruos, surgen las flores:
es el poema del Artificio
en la Obertura de los colores.
¡Rían los blancos con risa vana!
Que al fin contemplas indiferente
desde los cielos de tu Nirvana
a las naciones del Occidente.
Distingue mi alma cuando en ti sueña
-cuadro sombrío y aterrador-
la inmóvil sombra de una cigüeña
sobre un sepulcro de emperador.
Templos grandiosos y seculares, 
y en su pesado silencio ignoto,
Budas que duermen en los altares
entre las áureas flores de loto.
De tus princesas y tus señores
pasa el cortejo dorado y rico,
y en ese canto de mil colores
es una estrofa cada abanico.
Se van abriendo, si reverbera
el sol y lanza sus tibias olas,
los parasoles, cual primavera
de crisantemos y de amapolas.
Amo tus ríos y tus lagunas,
tus ciervos blancos y tus faisanes,
y el ampo triste con que tus lunas
bañan la cumbre de tus volcanes.
Amo tu extraña mitología,
los raros monstruos, las claras flores
que hay en tus biombos de seda umbría
y en el esmalte de tus tibores.
¡Japón! Tus ritos me han exaltado,
y amo ferviente tus glorias todas;
¡yo soy el siervo de tu Mikado!;
¡yo soy el bonzo de tus pagodas!
¡Y así quisiera mi ser que te ama,
mi loco espíritu que te adora,
ser ese astro de viva llama
que tierno besa y ardiente dora
la blanca nieve del Fujiyama!


JOSÉ JUAN TABLADA (1871-1945).-

jueves, 15 de diciembre de 2016

CICLO POESÍA MODERNISTA








ENRIQUE GONZÁLEZ MARTÍNEZ




IRÁS SOBRE LA VIDA DE LAS COSAS...



Irás sobre la vida de las cosas
con noble lentitud; que todo lleve
a tu sensorio luz; blancor de nieve,
azul de linfas o rubor de rosas.
Que todo deje en ti como una huella
misteriosa grabada intensamente;
lo mismo el soliloquio de la fuente
que el flébil parpadeo de la estrella.
Que asciendas a las cumbres solitarias
y allí, como arpa eólica, te azoten
los borrascosos vientos, y que broten
de tus cuerdas rugidos y plegarias.
Que esquives lo que ofusca y lo que asombra
al humano redil que abajo queda,
y que afines tu alma hasta que pueda
escuchar el silencio y ver la sombra.
Que te ames a ti mismo, de tal modo
compendiando tu ser cielo y abismo,
que sin desviar los ojos de ti mismo
puedan tus ojos contemplarlo todo.
Y que llegues, por fin, a la escondida
playa con tu minúsculo universo,
y que logres oír tu propio verso
en que palpita el alma de la vida.


ENRIQUE GONZÁLEZ MARTÍNEZ (1871-1952).-

miércoles, 14 de diciembre de 2016

CICLO POESÍA MODERNISTA









AMADO NERVO


UNA FLOR DEL CAMINO



La muerta resucita cuando a tu amor me asomo,
la encuentro en tus miradas inmensas y tranquilas,
y en toda tú... Sois ambas tan parecidas como
tu rostro, que dos veces se copia en mis pupilas.
Es cierto: aquélla amaba la noche radiosa,
y tú siempre en las albas tu ensueño complaciste.
(Por eso era más lirio, por eso eres más rosa).
Es cierto, aquélla hablaba; tú vives silenciosa,
y aquélla era más pálida; pero tú eres más triste.


AMADO NERVO (1870-1919).-

martes, 13 de diciembre de 2016

CICLO POESÍA MODERNISTA








RICARDO JAIMES FREYRE



LAS HADAS


Con sus rubias cabelleras luminosas,
en la sombra se aproximan. Son las Hadas.
A su paso los abetos de la selva,
como ofrenda tienden las crujientes ramas.
Con sus rubias cabelleras luminosas
se acercan las Hadas. 
Bajo un árbol, en la orilla del pantano,
yace el cuerpo de la virgen. Su faz blanca,
su faz blanca, como un lirio de la selva;
dormida en sus labios la postrer plegaria.
Con sus rubias cabelleras luminosas
se acercan las Hadas.
A lo lejos por los claros de los bosques,
pasa huyendo tenebrosa cabalgara,
y hay ardientes resoplidos de jaurías
y sonidos broncos de trompas de caza.
Con sus rubias cabelleras luminosas
se acercan las Hadas.
Bajo el árbol en la orilla del pantano,
sobre el cuerpo de la virgen inclinadas,
posan, suaves como flores que se besas,
sus labios purpúreos en la frente blanca.
Y en los ojos apagados de la muerta
brilla la mirada.
Con sus rubias cabelleras luminosas
se alejan las Hadas.
A su paso, los abetos de la selva,
como ofrenda tienden las crujientes ramas.
Con su rubia cabellera luminosa
va la virgen blanca.


RICARDO JAIMES FREYRE (1868-1933).-

lunes, 12 de diciembre de 2016

CICLO POESÍA MODERNISTA













LUIS GONZAGA URBINA




PUESTA DE SOL



Y fueron de la tarde las claras agonías:
el sol, un gran escudo de bronce repujado,
hundiéndose en los frisos del colosal nublado,
dio formas y relieves a raras fantasías.
Mas de improviso, el orto lanzó de sus umbrías
fuertes y cenicientas masas, un haz dorado;
y el cielo, en un instante vivo y diafanizado,
se abrió en un prodigioso florón de pedrerías.
Los lilas del Ocaso se tornan oro mate;
pero aún conserva el agua su policroma veste:
-sutiles gasas cremas en brocatel granate-.
Hay una gran ternura recóndita y agreste;
y el lago, estremecido como una entraña, late
bajo la azul caricia del esplendor celeste.


LUIS GONZAGA URBINA (1868-1934).-

domingo, 11 de diciembre de 2016

CICLO POESÍA MODERNISTA












RUBÉN DARÍO



VENUS



En la tranquila noche, mis nostalgias amargas sufría.
En busca de quietud bajé al fresco y callado jardín.
En el oscuro cielo Venus bella temblando lucía,
como incrustado en ébano un dorado y divino jazmín.
A mi alma enamorada, una reina oriental parecía,
que esperaba a su amante, bajo el techo de su camarín,
o que, llevada en hombros, la profunda extensión recorría
triunfante y luminosa, recostada sobre un palanquín.
"¡Oh, reina rubia! -dije-, mi alma quiere dejar su
crisálida
y volar hacia ti y tus labios de fuego besar;
y flotar en el nimbo que derrama en tu frente luz
pálida
y en siderales éxtasis no dejarte un momento de 
amar".
El aire de la noche refrescaba la atmósfera cálida.
Venus, desde el abismo, me miraba con triste mirar.



RUBÉN DARÍO (1867-1916).-

sábado, 10 de diciembre de 2016

CICLO POESÍA MODERNISTA











RAMÓN DEL VALLE-INCLÁN




LA COIMA


El gato dormita en la silla,
da un círculo al techo el quinqué:
la cornuda luz amarilla
dice en el cuarto su ananké.
Jergón con colcha floreada,
recogida en banquillo azul.
Una mujer acurrucada
posa la sien en el baúl.
Bajo la rama de olivera
un Santo Cristo de latón,
y bajo una moña torera
la falda maja y el mantón.
Pulsan de fuera en la ventana,
la adormecida vuelve en sí.
Se yergue. La greña gitana
la cubre un ojo zahorí.
Acude celosa a la puerta,
que abre sin rechinar.
Entra una sombra con alerta
y rompe un sereno a cantar.
Se difunde la honda sonora
de la campana de un reloj
de iglesia. Contando la hora
entre sí, la mujer cerró.
Alienta el galán contra el muro:
su ceja inquieta y montaraz
palpita midiendo el seguro:
le rasga un mal gesto la faz.
Lanza una risa baladrona
El Jarque, y enseña el puñal
ensangrentado. La bribona
se enciende amorosa y carnal.
El gato dormita en la silla,
da un círculo al techo el quinqué.
La cornuda luz amarilla
se apaga diciendo: ¡Ananké!



RAMÓN DEL VALLE-INCLÁN ((1866-1936).-

CICLO POESÍA MODERNISTA











FABIO FIALLO




PLENILUNIO



Por la verde alameda, silenciosos,
íbamos ella y yo,
la luna tras los montes ascendía,
en la fronda cantaba el ruiseñor.
Y le dije... No sé lo que le dijo
mi temblorosa voz...
En el éter detúvose la luna,
interrumpió su canto el ruiseñor,
y la amada gentil, turbada y muda,
al cielo interrogó.
¿Sabéis de esas preguntas misteriosas
que una respuesta son?
Guarda, ¡oh, luna, el secreto de mi alma;
cállalo, ruiseñor!



FABIO FIALLO (1866-1942).-

jueves, 8 de diciembre de 2016

CICLO POESÍA MODERNISTA













JOSÉ ASUNCIÓN SILVA



VEJECES



Las cosas viejas, tristes, desteñidas,
sin voz y sin color, saben secretos
de las épocas muertas, de las vidas
que ya nadie conserva en la memoria,
y a veces a los hombres, cuando inquietos
las miran y las palpan, con extrañas
voces de agonizante dicen, paso,
casi al oído, alguna rara historia
que tiene oscuridad de telarañas,
son de laúd y suavidad de raso.
¡Colores de anticuada miniatura,
hoy de algún mueble en el cajón dormida;
cincelado puñal; carta borrosa;
tabla en que se deshace la pintura,
por el tiempo y el polvo ennegrecida;
histórico blasón, donde se pierde
la divisa latina, presuntuosa,
medio borrada por el liquen verde;
misales de las viejas sacristías;
de otros siglos fantásticos espejos
que en el azogue de las lunas frías
guardáis de lo pasado los reflejos;
arca, en un tiempo de ducados llena;
crucifijo que tanto moribundo
humedeció con lágrimas de pena
y besó con amor grave y profundo;
negro sillón de Córdoba; alacena
que guardaba un tesoro peregrino
y donde anida la polilla sola;
sortija que adornaste el dedo fino
de algún hidalgo de espadín y gola;
mayúsculas del viejo pergamino;
batista tenue que a vainilla hueles;
seda que te deshaces en la trama
confusa de los ricos brocateles;
arpa olvidada, que al sonar te quejas;
barrotes que formáis un monograma
incomprensible en las antiguas rejas:
el vulgo os huye, el soñador os ama
y en vuestra muda sociedad reclama
las confidencias de las cosas viejas!
El pasado perfuma los ensueños
con esencias fantásticas y añejas,
y nos lleva a lugares halagüeños
en épocas distantes y mejores;
¡por eso a los poetas soñadores
les son dulces, gratísimas y caras,
las crónicas, historias y consejas,
las formas, los estilos, los colores,
las sugestiones místicas y raras
y los perfumes de las cosas viejas!



JOSÉ ASUNCIÓN SILVA (1865-1896).-

miércoles, 7 de diciembre de 2016

CONFERENCIA "LA SOCIEDAD QUE EDUCA. PARÁBOLAS PARA LOS TIEMPOS QUE CORREN"- ANTONIO LARA RAMOS



      El pasado día 18-11-2016, a las 20'30 horas y en el Salón de Actos del Centro San Agustín de Motril (Granada), tuvo lugar la conferencia "La sociedad que educa. Parábolas para los tiempos que corren", impartida por D. Antonio Lara Ramos. 
      Lara Ramos es, además de escritor, Doctor en Historia Contemporánea, Licenciado en Ciencias de la Educación, Inspector de Educación, Maestro de Educación Infantil y Primaria y profesor de Geografía e Historia en Educación Secundaria.

      El acto contó con un nutrido grupo de asistentes que destacaron lo interesante y lo ameno del tema a tratar.

      Auspiciada por el Aula de Pensamiento Francisco Javier de Burgos, esta conferencia dio voz a todos aquellos que, por uno u otro motivo, tenían dudas a cerca de la educación de nuestros hijos en estos tiempos de incertidumbre.

      Gracias a todos por acompañarnos una vez más. Seguimos.






























CICLO POESÍA MODERNISTA

















ISMAEL ENRIQUE ARCINIEGAS




EN COLONIA


En la vieja Colonia, en el oscuro
rincón de una taberna,
tres estudiantes de Alemania un día
bebíamos cerveza.
Cerca, el Rhin murmuraba entre la bruma,
evocando leyendas,
y sobre el muerto campo y en las almas
flotaba la tristeza.
Hablamos del amor, y Frank, el triste,
el soñador poeta,
de versos enfermizos cual las hadas
de sus vagos poemas:
"Yo brindo -dijo- por la amada mía,
la que vive en las nieblas,
en los viejos castillos y en las sombras
de las mudas iglesias;
por mi pálida Musa de ojos castos
y rubia cabellera,
que cuando entre de noche en mi buhardilla
en la frente me besa".
Y Kari, el de las rimas aceradas,
el de la lira enérgica,
cantor del Sol, de los azules cielos
y de las hondas selvas;
el poeta del pueblo, el que ha narrado
sus campestres faenas,
el de los versos que en las almas vibran
cual músicas guerreras:
"Yo brindo -dijo- por la Musa mía,
la hermosa lorenesa
de ojos ardientes, de encendidos labios
y riza cabellera;
por la mujer de besos ardorosos,
que espera ya mi vuelta
en los verdes viñedos donde arrastra
sus aguas el Mosela".
"Brinda tú" -me dijeron. Yo callaba,
de codos en la mesa,
y ocultando una lágrima, alcé el vaso
y dije con voz trémula:
"¡Brindo por el amor que nunca acaba!",
y apuré la cerveza;
y entre risas y gritos, exclamamos:
"¡Por la pasión eterna!",
y seguimos risueños, charladores,
en nuestra alegre fiesta...
Y allí mi corazón se me moría,
se moría de frío y de tristeza.


ISMAEL ENRIQUE ARCINIEGAS (1865-1938).-

martes, 6 de diciembre de 2016

CICLO POESÍA MODERNISTA














PEDRO ANTONIO GONZÁLEZ




VOCES DE OTRA ESFERA


Siento que mi pupila ya se apaga
bajo una sombra misteriosa y vaga.
Quizá cuando la luna se alce incierta
yo esté ya lejos de la luz que vierta.
Quizá cuando la noche ya se vaya
ni un rastro haya de mí sobre la playa.
Parece que mi espíritu sintiera
las recónditas voces de otra esfera.
No sé quién de este mundo al fin me llama,
¡de este mundo que no amo y que no me ama!



PEDRO ANTONIO GONZÁLEZ (1863-1903).-