LÍQUENES EN LOS CODOS
Si la humedad fuese un manto
donde abrigarse,
ahora que el infame y crudo sol
quema la espalda,
hablarían con voz de piedra
las piedras que nacen en la meta
de tu destino.
Y contarían secretos al oído
vestidas de verde para una boda
de luces y gotas.
Si la roca hablara distorsionando
una a una
todas las plegarias y augurios
donde parir los deseos más ocultos,
acabaría cantando al alba tibia
de un verano cualquiera
la épica travesía de un desconocido.
(Se ensancharía, engendrando
el espacio suficiente para albergar una sonrisa).
Juanjo Cuenca ("Hijos de nadie").-