LA AMBIGÜEDAD DE UN CAMINANTE
Yahuad camina sólo.
El camino parece el mismo que el que lleva,
a cientos de kilómetros,
a la puerta de tu casa.
Las chumberas refulgen ofreciendo sus hijos
maduros
y las cañaveras forman selvas donde pululan
los lagartos.
¿Cómo huir d este sol que aprieta,
de este sol que quema el cuerpo
pero deja helada el alma? Hoy,
has echado a andar temprano.
Los pies te llevan con la inercia de la tozudez
y de tus labios agrietados se escapan
pequeños eructos de muerte.
¿Dónde irás?, ¿que contrato te atará
al yugo ruin de la necesidad más perentoria?
¿Amarás o te amarán?, ¿habrás de retornar
algún día?
¿Cómo puedes perder el norte
yendo ligero de equipaje?
Juanjo Cuenca ("Hijos de nadie").-
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