Te entretuvieras mal oliendo una hogaza,
un endrino chabacano, una pérgola
de rimas utópicas
de acacias que dan sombra a niños
indómitos de cabeza grande;
buscarías nidos de salamanquesa
en urbes, en aleros de lumbre
y silicona.
Los cipreses te mueren en la copa
y esparcen tus huesos en la repisa;
y gotea tu baba de cochambre
minando tierra de cañaveras.
Me siento pulga, pulga insensible
agarrada con saña al borde de un ladrido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario