EPIGRAMA
Admiróse un portugués
de ver que en su tierna infancia
todos los niños en Francia
supiesen hablar francés.
Arte diabólico es
-dijo torciendo el mostacho-
que para hablar en gabacho
un fidalgo en Portugal,
llega a viejo y lo hace mal,
y aquí lo parla un muchacho.
NICOLÁS FERNÁNDEZ DE MORATÍN.-
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