EL AYER DE LO TUYO
El mar me trae efluvios pasajeros
(o a mí me lo parece)
de la tierra árida y salvaje de mis antepasados.
Es como un goteo finísimo de luces blancas
que copulan en una orgía inmensa
para parir recuerdos.
Flashes.
Electrizantes virutas de sonidos que me sobresaltan
mientras desayuno bajo cañerías oxidadas
y deambulo, luego, ajena a otros cuerpos.
Solo tu cuerpo. Tu cuerpo sólo.
Un ayer en el que te nombro acostumbrándome
al sublime esfuerzo de recrearte
a golpe de silencios.
Pero luego te irás, Yahuad, con tu prisa serena
dejándome fragmentos y el lento transcurrir
de las horas y las mareas.
Como el arcángel maldito que ha de pagar, por fin,
sus deudas.
Juanjo Cuenca ("Hijos de nadie").-
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