PODREDUMBRE
Me enciendo un cigarrillo y apuro el vaso.
Las verdades se tuercen cuando miras a través del vidrio,
se diluyen con el hielo a ras de barra..
Los lamentos se hacen agua estancada
en bares oscuros realzados en la podredumbre
que contagian la soledad y las sombras.
Los lamentos se vuelven opacos grajos,
se vuelven amigos que revolotean sobre la inmundicia,
se vuelven frases pasajeras recorriendo habitaciones
de semen y me acercan, peldaño a peldaño,
como un proscrito, al umbral de la inconsciencia.
Podredumbre donde maldigo tu nombre,
donde la paz y el olvido me alcanzan y la boca
sabe a sexo que se esfuma tras las cortinas
como la tristeza acecha a quien osa esperar,
si cabe, algo más de la vida.
Los lamentos anidan en la sábana callada,
en el hedor de la nostalgia, en el vacío
inmenso que proclama su victoria.
Otra vez, me enciendo un cigarrillo y apuro el vaso.
Y maldigo tu nombre.
Juanjo Cuenca ("Hijos de nadie").-
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