DISPERSIONES

DISPERSIONES

sábado, 23 de noviembre de 2013






                                                            Y Ana seguía sentada
como esperando una respuesta ue tardaba demasiado,
como esperando a que yo pasara como siempre hacía,
desde aquel lunes,
en que mi alma encontró dueña;
y estaba como aquel día pero con el pelo suelto,
suelto sobre los hombros en aquella clase tan fría,
y se volvía,
moviéndole el aire un rizo en la frente,
y se volvía, curiosa,
y aleteaba su mirada libre entre todos aquellos desconocidos:
los rostros nuevos limpios y expectantes,
los mapas, y los pupítres de color verde,
hiriendo como un rayo toda mi osadía.

                                                            Hola, ¿cómo te llamas?.

Eso me preguntaste cuando me senté detrás de ti.
Y me pediste un lapicero
después de no pensarlo,
después de todo el tiempo que tuviste para pensarlo,
un lapicero que me devolviste mordido, mordido
y húmedo de tu esencia. "Sí, tú también tenías
tu sitio en esta clase
                    para llegar hasta mí".
Pero hoy el recuerdo me engaña. Pero hoy lo que
                    mejor recuerdo es tu sonrisa,
una sonrisa que regalabas como si fuera de otra,
tu mono naranja con letritas negras. El lazo en el pelo;
un lazo de color blanco,
parecía un ancla a la que me aferraba,
parecía como un sol que brillaba y se aferraba,
parecía como un sol que nos llevara de
                    paseo.
Aquel día me enamoré despacio y con sigilo,
y no podía dejar de amarte
porque en ello me iba la vida,
y ahora aún te amo,
ahora te amo, en serio, te amo.


                                                            ........////........




Del poemario "La mirada fingida", de Juanjo Cuenca.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario