PRIMAVERA PARA SUS CAUDALES
A nuestra edad, querido amigo,
es más que suficiente que una muchacha hermosa
-hermosísima, lo sé-
se distraiga y le confiemos que el amor
como una lechuza vigila el ocaso
en los delirios de su bosque.
Y nos preste atención la muchacha unos minutos
-para ella serán siglos- y alce vuelo después
de responder que sí,
que ha comprendido todo,
que ya escuchó lo dicho.
Celebremos esto, compañero,
como las alegres tumbas que somos.
EDGAR O'HARA (Perú, 1954).-
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