DISPERSIONES

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viernes, 27 de mayo de 2016

POESÍA LATINOAMERICANA






LUCRECIA



Soy una isla en el centro del medio de la isla.
Soy el medio del centro de la isla de una isla.
De vez en cuando vienen a mí pájaros silentes.
Si fuera escritor diría los pájaros de vez en cuando
vienen a mí.
Y les pondría un adjetivo semejante a silente.
Diría pájaros silentes por ejemplo.
Tengo tanto miedo de morir Lucrecia que de vez en
cuando, no sé si ya lo dije, silbo como el viento
o como si fuera el viento o contra el viento de una
forma apagada.
Y me pregunto ¿se puede silbar contra
el viento de una forma apagada? ¿acaso no se apaga
solamente la luz?
Mi vida, debo confesarlo, es algo así como un teatro
del absurdo.
A veces pienso que soy una montaña y que
tú eres un árbol y que tengo tu agua.
¿Será por la saliva?
Lucrecia.
Tanto tiempo sin nombrar más que tu nombre. El reino
de tus ojos. El reino de los ojos de tu nombre.
Ayer cuando no estabas. Digo ayer como si fueran
siglos. Ayer cuando... no estabas levanté una mano y
te toqué con los dedos. Ese rostro de arena que se han
de comer los gusanos. Los gusanos de mi tierra. Mía,
herida por el hueco de mis letras: Lucrecia.
Si me permites querría llamarte así con ese nombre tan
medieval o tan a Luis 14. Déjame pensar en el oropel
de las palabras como si una montaña pudiera evocar al
cielo de los cielos. Eso que llaman los hombres
paraíso.
Si me muevo el gesto me delata, no puedo escapar de mí,
no puedo escapar al destino y no hago más que
temblar como tiemblan los animalitos perseguidos.
Si fuera un hombre diría lápiz o carta de papel de
hostia para consumir el vino tinto.
Si fuera un hombre huiría de estas palabras para dejar
de decir palabras tan torpes.
O diría el cielo está negro y los astros se consumen
en la nada.
O diría la página está blanca y las palabras se consumen en la nada...


PAUL FERNANDO PUMA (Ecuador, 1972).-

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