DISPERSIONES

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martes, 19 de enero de 2016

CICLO POESÍA DE TERROR






Astrophobos es con certeza uno de los mejores poemas de Howard Phillip Lovecraft. Puede decirse que, como muchos otros aspectos de la obra de Lovecraft, el poema fue inspirado en Edgar Allan Poe. De hecho, en los versos de Astrophobos se cita al ángel Israfel, sobre quien Poe escribió un bello poema.
Creo que aquel sentido cósmico, sobre el que tanto insistió Lovecraft, está logrado magistralmente en el poema. Tanto la construcción de la trama como la elección quirúrgica de las palabras son propias del refinamiento lovecraftiano.
Supongo que los amantes de Lovecraft sin dudas estarán de acuerdo, y los que desconozcan su faceta como poeta seguramente se sorprenderán por la simpleza y profundidad de este poema.




ASTROPHOBOS




Brillando en el cielo de medianoche,
Sobre los abismos etéreos y distantes,
Me acechaba, anhelante,
Una seductora, resplandeciente estrella;
Cada crepúsculo retornaba
Brillando en el Carro Ártico.
Místicas formas bellas se fundían
En sus gloriosos rayos dorados,
Fantasías de dicha descendían
En miríadas de elisíaco placer.
De sus coros de liras se extendían
Como cantos de Lidias melodías.
Pensé que el placer reinaba allí,
Donde el libre y el bendito habitan,
Y cada instante un tesoro traía
Envuelto en flores de loto,
Flotando en una nota líquida
Del laúd del viejo Israfel.
Allí, me dije, existen
Mundos de felicidad desconocida,
Donde la inocencia es alabada
En el trono de la coronada virtud;
Hombres de luz, de pensamientos
Más puros, más diáfanos que los míos.
Entonces sentí horror ante la visión,
Se tornó roja y delirante;
La esperanza se disolvió en burla,
La belleza en fealdad;
Himnos extraños se arrastraron,
Signos espectrales se mezclaron.
Carmesí ardió la estrella de la locura
Que antaño admiré tan bella;
Todo era triste donde hubo felicidad,
Y en mis ojos tembló una verdad;
Infames demonios salvajes desfilaron
A través de mi febril visión.
Ahora conozco la satánica fábula
Que surgía de aquel dorado esplendor;
Ahora evito la tétrica luz
Que antaño amé con fervor;
Pero el horror, estable y mortal,
Acechará mi alma por siempre.



HOWARD PHILLIP LOVECRAFT (1890-1937).-

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