DISPERSIONES

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martes, 19 de enero de 2016

CICLO POESÍA DE TERROR



No todos los crepúsculos se tejen en la poesía del norte. América latina también sabe de atardeceres, de aquello que la mitología de la India conoce como Ushas, la luz que se demora en el cielo cuando el sol no ha nacido, o cuando es recuerdo. Nuestro crepúsculo de hoy viene de la mano del poeta colombiano José Asunción Silva; un hombre que decidió partir precipitadamente del mundo en 1896. La leyenda dice que antes de perforar su pecho de un disparo, tuvo la templanza de consultar debidamente a un médico para informarse del punto preciso en donde está el corazón.
Además de ser un suicida eficaz, José Asunción Silva es uno de los poetas más impresionantes del romanticismo y el modernismo latinoamericano; y sus crepúsculos (tres, hasta donde llega mi memoria) son los más bellos de nuestra literatura.




CREPÚSCULO


En la tarde, en las horas del divino
crepúsculo sereno,
se pueblan de tinieblas los espacios
y las almas de sueños.
Sobre un fondo de tonos nacarados
la silueta del templo
las altas tapias del jardín antiguo
y los árboles negros,
cuyas ramas semejan un encaje
movidas por el viento
se destacan oscuras, melancólicas
como un extraño espectro!
En estas horas de solemne calma
vagan los pensamientos
y buscan a la sombra de lo ignoto
la quietud y el silencio.
Se recuerdan las caras adoradas
de los queridos muertos
que duermen para siempre en el sepulcro
y hace tanto no vemos.
Bajan sobre las cosas de la vida
las sombras de lo eterno
y las almas emprenden su viaje
al país del recuerdo.
También vamos cruzando lentamente
de la vida el desierto
también en el sepulcro helada sima
más tarde dormiremos.
Que en la tarde, en las horas del divino
crepúsculo sereno
se pueblan de tinieblas los espacios
y las almas de sueños!



JOSÉ ANTONIO SILVA (1865-1896).-

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