DISPERSIONES

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viernes, 29 de enero de 2016

CICLO POESÍA DE TERROR








No sólo es uno de los grandes poemas de A.E. Housman, sino una de las estribaciones finales del romanticismo en la agonía del período victoriano.
Por su lenguaje crudo y directo, el poema nos recuerda a la vieja poesía inglesa, con sus lentas elegías y canciones fúnebres. Aunque de hecho en esta simpleza se esconda una mente reflexiva, lúcida, infinitamente melancólica.


LA PARTE INMORTAL/THE INMORTAL PART



Cuando me encuentro con la aurora,
o acostado espero la noche para soñar,
he oído dentro a mis huesos balbucear:
otro día, otra noche, otra hora.
Cuando estos sentidos se deshagan
estos pensamientos de polvo descansarán,
el hombre de carne y espíritu morirá,
y el hombre de los huesos persistirá.
Esta lengua que habla, estos pulmones que gritan,
esta vitalidad que nos apresura y desea,
este cerebro que llena el cráneo con ideas,
silbando tranquilo en su colmena de sueños,
estos hoy que tan orgullosos poseemos,
pequeños señores de un ínfimo ahora:
los huesos inmortales tomarán el control
de la carne muerta y la muerta hora.
Hasta que la víspera y el ocaso se hayan ido:
lenta baja la interminable noche,
y el nuevo nacimiento cae sin reproche,
que durará tanto tiempo como la tierra.
Vagabundos del este, peregrinos inquietos,
¿saben por qué no pueden descansar?
es que cada hijo de su madre terrenal
viaja con su propio esqueleto.
Acuéstate en tu lecho de polvo;
saborea la fruta que debes soportar,
trae la semilla eterna hacia la luz,
y tus albas serán iguales a la noche.
Descansa de la pena y la maldad,
ya no le temas al calor o al sol,
ni a la nieve del invierno salvaje,
tu nueva labor es en soledad.
Buque vacío, mortaja desgarrada,
nuestra caja y vestidos no son eternos,
otro día, otra noche, otra hora.
Así balbucean dentro mis huesos.
Por lo tanto harán mi voluntad,
hoy, que aún soy el señor de un día,
la vida y la carne aún son mías,
y el aliento hosco es mi esclavo.
Antes de que el fuego del sentido decaiga,
este humo del pensamiento golpeará la distancia,
flotando en la antigua noche sin besos
como un ejército de inmortales huesos.

ALFRED EDWARD HOUSMAN (1859-1936).-

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