PARADA Y FONDA
Trinos incomprensibles tras las paredes de la tarde
acechan acomodados en ramas demasiado altas.
Miradas aciagas se regalan con disimulo mientras
envoltorios y pequeñas bolsas de plástico
quedan prendidos en los matorrales como banderas
sin patria y sin atino.
Duelen los pies y las pupilas eyectan sangre
carcomidas por el sol y el llanto.
La sombra parece fresca, pero es solo un espejismo
donde satisfacer la duermevela
que es amiga única, inseparable de los vencidos.
El dolor está alto, tan alto como el orgullo herido
y abandonado a su suerte que se regocija
en el fresco lodo de la ignorancia.
Canalla, amigo. Orate que masculla una oración
de perdón o reproche, cigarras que no llegarán
al invierno, hierba reseca.
Y tras las paredes de la tarde,
trinos incomprensibles...
Juanjo Cuenca ("Hijos de nadie").-
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