LA PALMERA
A la sombra de la palmera
como dátiles el pirata Bigotetieso,
¡eso, eso!,
uno para la tripa
y el otro para el regreso.
Va llenando los bolsillos
de dulce fruta almibarada:
uno más y se acaba.
Guardará para el camino
lo que el pirata no traga.
La palmera suelta sus hijos
con pena y poco atino;
no sea que venga otro vecino
compañero de barco del pirata,
¡y todo su fruto dé por perdido!.
Del poemario "Cometa blanca sobre mar azul", de Juanjo Cuenca.-
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