LA PALMERA A la sombra de la palmera como dátiles el pirata Bigotetieso, ¡eso, eso!, uno para la tripa y el otro para el regreso. Va llenando los bolsillos de dulce fruta almibarada: uno más y se acaba. Guardará para el camino lo que el pirata no traga. La palmera suelta sus hijos con pena y poco atino; no sea que venga otro vecino compañero de barco del pirata, ¡y todo su fruto dé por perdido!. Del poemario "Cometa blanca sobre mar azul", de Juanjo Cuenca.-
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