DISPERSIONES

sábado, 26 de enero de 2013
lunes, 21 de enero de 2013
EL ESCAPARATE
Hoy he parado
mirando escaparates;
detrás, algarabía
de hierros,
como cuando me proponía
aventajar luces entre
vahos,
cristales empañados
de polvo virgen.
He resuelto no volver
atrás.
Aún hoy sigo contemplándome
en el escaparate.
Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
sábado, 19 de enero de 2013
DESPUÉS DE TODO
No vale la pena
sufrir a intervalos:
gimiendo,
maldiciendo,
hablando,
callando
detrás de paredes caídas.
No trae cuenta.
No.
Bajar senderos de pleamar
de guijarros difíciles,
huraños que abren llagas
entre los dedos.
No se debiera
bordear una mirada:
después de todo
llega el principio...
Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
A UN MAR CERCANO
He sido náufrago
en tus arenas más de una noche,
la luna cimbreando mi espalda
y mi cintura
de vagos reflejos ocarinos.
He pisado tu cama
como amante esquivo
(ladrón de caricias frescas),
que abotona faldas
de aire.
Me da pavor pensarte
demasiado,
no sea que tu voz me atrape
y me lleve lejos de tu orilla.
Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
lunes, 14 de enero de 2013
LOBO VIEJO
Soy viejo lobo cansado,
carcomidas las zarpas
indelebles de la lujuria,
herido en los costados
de púas que hallaron morada
en mi carne nueva.
No da sombra el endrino
a mis pensamientos de lontananza,
canos,
cual remoto pregón
de difíciles singladuras.
He abierto el camino:
voces inquietas me aterran,
voces del pasado
que con inusitado incordio
me persiguen hasta el armario.
Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
PREGUNTAS
¿Me ha preguntado alguien
sobre lo que pienso,
si me gusta vaciar mis ojos
a cada instante,
si caigo o me elevo
por encima de verdades
que no fueron dichas,
sobre qué pido
o entrego a manos llenas,
cómo me enervo
o cómo me callo?.
¿Se ha parado alguien a pensar
porqué grito,
porqué duermo despierto
escondiendo la cabeza bajo el alma,
porqué amo,
porqué odio sinceramente
cuando me duelen?.
A nadie se le ocurrió
encontrarme bajo las piedras.
Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
ACERCADME
Acercadme a una esquina solitaria,
donde la noche se vea dia,
donde el dia no tenga tiempo
sino bostezos.
Acercadme a calles sin prisas,
a pleitos ganados desde ayer
en desconchadas habitaciones
de hotel.
Acercadme ahora.
Que no halle modo
de encontrar rutina
que me amanse,
a un lugar donde encuentre
lágrimas furtivas, acercadme.
Acercadme a versos
salidos de almas inquietas,
de vahídos que no toquen fondo
ni envidias,
donde existan canciones
que ericen el pelo
de la nuca.
Acercadme a casas pobladas
de sueños lascivos,
de muchachas que adormecen
plenas de fuego.
Acercadme hoy mismo,
que luego he de marcharme.
Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
domingo, 13 de enero de 2013
TE AMO
Te amo despacio,
sin premura, sin esperar a cambio,
pues es amor dar
aunque te quedes sin nada.
Te amo por tu risa frágil
que alienta a mi ánimo;
por tus palabras sinceras
que son versos.
Te amo a cada instante
sin atreverme a ver más allá
de la burbuja clara que nos une
y te contiene.
Te amo loco, apasionado,
en silencio y descontrolado,
te amo sin miedo y atolondrado.
Cien, un millón de veces, infinito
te amo.
Y una mirada tuya
es el ocaso de mi cielo.
Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
ORDENADOR
Hay un ojo vacío que me mira
parpadeando letras a destajo;
hay un zumbido de abeja
que ataca mis yemas finas.
Mil cables que son lazos
que ahogan mi cabeza;
mil tecleos monótonos
aporreando las sienes.
Me desligo de la realidad
pesada,
perdiéndome en un mar de palabras.
Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
sábado, 12 de enero de 2013
jueves, 10 de enero de 2013
Hay cieno semejante a una algarabía
de ecos callados
que transitan una calle poblada
de inquietud.
Hay nostalgia,
oscura como una silueta
que escucha detrás de cualquier esquina;
(la torre se vuelve fría, muy pequeña)
y su sombra no me cobija.
Pronto se desvanece a quemarropa
tu silueta lisa, tu pecho mudo
que resopla (otrora más tenue)
que la hoja que cae.
Miento si te digo que no escupo
a través de la puerta
que se abre a golpe de gozne;
atroz resulta mi madera muerta,
y rasgada, mi carne sin dueño.
Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
de ecos callados
que transitan una calle poblada
de inquietud.
Hay nostalgia,
oscura como una silueta
que escucha detrás de cualquier esquina;
(la torre se vuelve fría, muy pequeña)
y su sombra no me cobija.
Pronto se desvanece a quemarropa
tu silueta lisa, tu pecho mudo
que resopla (otrora más tenue)
que la hoja que cae.
Miento si te digo que no escupo
a través de la puerta
que se abre a golpe de gozne;
atroz resulta mi madera muerta,
y rasgada, mi carne sin dueño.
Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
Devuélveme el vano sentimiento:
amargo, azucarado que empalaga.
Deseo oscuro que bosteza el ambiente
desierto,
quiero, por no querer,
quererte sin más...
Devuélveme, amargo deseo,
el sentir que rastrea el lodo
en la puerta de la posada;
la huella me impresionó,
memoria oculta, maldita
que doblega el son que acontece
raudo.
Lo mismo siento
y me ocupo,
que no consigo desaparecer.
Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
amargo, azucarado que empalaga.
Deseo oscuro que bosteza el ambiente
desierto,
quiero, por no querer,
quererte sin más...
Devuélveme, amargo deseo,
el sentir que rastrea el lodo
en la puerta de la posada;
la huella me impresionó,
memoria oculta, maldita
que doblega el son que acontece
raudo.
Lo mismo siento
y me ocupo,
que no consigo desaparecer.
Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
martes, 8 de enero de 2013
El impío pudor que bostezo
se me abre a borbotones en la noche
de nostálgica negrura.
Lúgubres son mis vidas,
que más que una todas tengo,
cuando paseo y me desquito un poco
antes de viajar lejos, lejos...
Fantasía que me atrapas
en hilos de floja seda:
¿dónde te agarras que no sueltas,
y a la vez das tanta rienda?.
Confundo todo,
mas todo no es nada sin algo
que se atreva a soñar
despierto.
No tengo fuerza ni pasión;
no tengo vida ni gloria que me ampare.
Solo tengo extrañeza y caricias,
dolor y barro tengo
y con eso me basta...
Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
se me abre a borbotones en la noche
de nostálgica negrura.
Lúgubres son mis vidas,
que más que una todas tengo,
cuando paseo y me desquito un poco
antes de viajar lejos, lejos...
Fantasía que me atrapas
en hilos de floja seda:
¿dónde te agarras que no sueltas,
y a la vez das tanta rienda?.
Confundo todo,
mas todo no es nada sin algo
que se atreva a soñar
despierto.
No tengo fuerza ni pasión;
no tengo vida ni gloria que me ampare.
Solo tengo extrañeza y caricias,
dolor y barro tengo
y con eso me basta...
Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
Aquel perfume angosto
de gloria perpetua,
aquel despertar que ocasionó
la adversidad, me ilumina.
Aquella mi fina potencia soberbia,
(ídolo de mi preciado templo),
aquel desvarío presuroso,
vínculo entre la estima y la virtud
que a fortuna funesta ruego esquivar.
Esparce el polvo
y conjura a mi pensamiento.
Te deleitarás de la ceniza ausente,
y de mi vida, y de mis venas vacías
como del nido sin pájaro.
Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
de gloria perpetua,
aquel despertar que ocasionó
la adversidad, me ilumina.
Aquella mi fina potencia soberbia,
(ídolo de mi preciado templo),
aquel desvarío presuroso,
vínculo entre la estima y la virtud
que a fortuna funesta ruego esquivar.
Esparce el polvo
y conjura a mi pensamiento.
Te deleitarás de la ceniza ausente,
y de mi vida, y de mis venas vacías
como del nido sin pájaro.
Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
Gota a gota cae el deseo
provisto de agua pasajera que zumba.
La lúgubre hoja escarlata del cuchillo,
azota...
Película añorada de pasajes inciertos,
verdor de mentira que no cae despacio
en el infinito de la clave que agoniza,
chocando una piedra.
¿Dónde se fue el maldito aire?,
¿dónde?, que no respiro,
se pasea por la cabeza con donaire,
¡ah, Dios, que esquivo!.
Gota a gota cae el deseo,
que no clavo a clavo.
Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
provisto de agua pasajera que zumba.
La lúgubre hoja escarlata del cuchillo,
azota...
Película añorada de pasajes inciertos,
verdor de mentira que no cae despacio
en el infinito de la clave que agoniza,
chocando una piedra.
¿Dónde se fue el maldito aire?,
¿dónde?, que no respiro,
se pasea por la cabeza con donaire,
¡ah, Dios, que esquivo!.
Gota a gota cae el deseo,
que no clavo a clavo.
Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
Cesando con tumulto incierto
una mirada que refrena,
queda después oscuro y abierto
y deja pasar la pena.
Menester fuera siempre
holgarse en el bien de tu pelo,
ganar pan de dulce simiente
y quemar besando aquel tu suave velo.
No hay mesura ni protesta
ni parte al descubierto,
no hay golpe que asesta
ni raudo, ni alto, ni presto.
Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
una mirada que refrena,
queda después oscuro y abierto
y deja pasar la pena.
Menester fuera siempre
holgarse en el bien de tu pelo,
ganar pan de dulce simiente
y quemar besando aquel tu suave velo.
No hay mesura ni protesta
ni parte al descubierto,
no hay golpe que asesta
ni raudo, ni alto, ni presto.
Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
miércoles, 2 de enero de 2013
Hay tormentas que arrecian
cuanto más lejos se distinguen.
Así es tu amor,
cariño mío,
remanso de mis penas
negras,
así es tu mentón somero
que languidece cuando
tus ojos me ofrecen besos
a escondidas,
intermitentes los párpados,
atentos en su vigilia.
He sucumbido a la catástrofe
de tu cuerpo entero;
liviano y ufano al mismo
tiempo,
triunfador de pecados
que se esconden en tu lengua
parca y amortajada,
muda de silencios
de ardores inusitados.
Crece la ola de mi desesperación
cuando te observo cabalgando
carnes cetrinas,
manos que moldean
caderas sublimes.
Se derrama tu saliva
ocre, miel de cereza,
sobre el plato
de mi voraz apetito
como coito estrafalario
que de un grito agasaja,
y muere solo en la penumbra.
Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
cuanto más lejos se distinguen.
Así es tu amor,
cariño mío,
remanso de mis penas
negras,
así es tu mentón somero
que languidece cuando
tus ojos me ofrecen besos
a escondidas,
intermitentes los párpados,
atentos en su vigilia.
He sucumbido a la catástrofe
de tu cuerpo entero;
liviano y ufano al mismo
tiempo,
triunfador de pecados
que se esconden en tu lengua
parca y amortajada,
muda de silencios
de ardores inusitados.
Crece la ola de mi desesperación
cuando te observo cabalgando
carnes cetrinas,
manos que moldean
caderas sublimes.
Se derrama tu saliva
ocre, miel de cereza,
sobre el plato
de mi voraz apetito
como coito estrafalario
que de un grito agasaja,
y muere solo en la penumbra.
Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
Es curioso ver danzar
las caderas que me saludan
regocijándose,
cual peonza arrítmica
purgada de salitre.
Miserable ungüento
aquel que me fascina
acomodado detrás de pechos
como trofeos,
como estandartes pregonados
a golpe de látigo,
me impresionaba
lo que oía.
No paré de soplarte de soslayo,
sentado en el escalón de tu brazo.
Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
las caderas que me saludan
regocijándose,
cual peonza arrítmica
purgada de salitre.
Miserable ungüento
aquel que me fascina
acomodado detrás de pechos
como trofeos,
como estandartes pregonados
a golpe de látigo,
me impresionaba
lo que oía.
No paré de soplarte de soslayo,
sentado en el escalón de tu brazo.
Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
Suscribirse a:
Entradas (Atom)