DESPUÉS DE TODO
No vale la pena
sufrir a intervalos:
gimiendo,
maldiciendo,
hablando,
callando
detrás de paredes caídas.
No trae cuenta.
No.
Bajar senderos de pleamar
de guijarros difíciles,
huraños que abren llagas
entre los dedos.
No se debiera
bordear una mirada:
después de todo
llega el principio...
Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
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