Vinieras ausente
como el lagarto que sincroniza sus patas
con el parpadeo de tu vientre enjuto.
Te me fueras un instante,
mientras tu voz se diluye en agua
estancada,
o pierdes la guerra acribillada
o te deshaces como una mota amarillenta
sobre el pelo austero del pubis.
Te descolgaras sobre el lienzo
que derrama ínfimos retazos de mi lengua
entre surcos de una humanidad abatida
a balazos.
Te alejaras para siempre, casi,
mientras dudo si has venido.
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