IV
Un hilillo manso,
fino, ahora que recuerdo,
me empalaga de aromas dulces.
Me entristece el lápiz de labios
marcado en la hoja:
promontorio de sales
licuadas.
Campea el gusano
ahondando la tierra fértil
entre rocas que sirvieron
de asiento mil veces.
Enhiestos me sonríen
y en el suelo,
chupones que hacen manto.
Del poemario La agonía de la pavesa, de Juanjo Cuenca.-
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