DISPERSIONES

DISPERSIONES

miércoles, 12 de enero de 2011

NO HAY VIENTO QUE PARE


Hay una tristeza infinita
que me embarga a todo caudal
descontrolado,
y encuentro agobio que se disculpa
y desaparece antes de ser borrado.

Caen las hojas muertas
que envenenan el suelo pobre
de mi palma.
Aturdido queda en la arboleda.

Crece el murmullo que arropa
entre matorrales lascivos
el sol que me acompaña.

Me atraganto con el orgullo
que nace
templando el ocaso de tu mirada,
por entre barrancos que no dan salida.


Del poemario Las ratas de la conciencia, de Juanjo Cuenca.-

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