DISPERSIONES

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jueves, 20 de octubre de 2016

JULES LAFORGUE










LETANÍAS DE MISERIA


Hermanos, hermanos, meced vuestros infinitos rencores
bajo el rítmico sollozo de las dulces letanías.

Sin embargo, allá a lo lejos, muy lejos, de un río nebuloso,
fecundador de soles, que por cielos azules viaja,

un lago incandescente se desploma y después se disemina
en veinte bloques que arrastra a modo de familia.

Y uno de ellos, tras muchos siglos de lentos días,
bajo el efecto de los besos del sol, sus costados siente.

La vida apunta en el fondo de los mares de las edades tempranas,
mónadas, vibriones, poliperos, conchas marinas.

A continuación los enormes peces, reptiles, crustáceos
lijando los gigantescos pinos con sus acorazados lomos.

Y, el lamento de los bosques, la noche, bajo las ráfagas,
las fieras, los pájaros, el cri-cri de las cigarras.

Por fin un día aparece, insignificante, lívido de espanto,
el hombre con la frente hacia el cielo, el gran maldito, el rey.

Ve lo malo de todo, ¡sin objeto! La letanía
de los siglos, hacia los cielos...



La mujer aúlla a las noches, se retuerce y sus sábanas
para parir a unos viles, infaustos e ingratos hijos.

La mitad muere sin cumplir un año, en la miseria,
sin contar los mortinatos que sólo sirven para enterrarlos.

El hombre, las flores, los nidos, todo sin cesar se agita,
pues fragosa batalla es la vida a cada hora.

¡Ay! de los vencidos, de los débiles, de los en exceso piadosos,
de los demasiado dóciles para querer aullar con los lobos.

El hambre, el amor, la esperanza, la enfermedad,
después la muerte, la misma comedia de siempre.

Y primero los tres cuartos gritan: "¡Nada que comer!"
Y son para el otro cuarto una perpetua amenaza.



JULES LAFORGUE ("Obra poética").-

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