FANTASÍA
Hablas, y el alma mía, abandonándose,
perezosa, a las auras de tu plática,
llevar se deja en la ola de su música
hasta playas incógnitas.
En la tibieza flota de un crepúsculo
que, a los desiertos, les sonríe, azúreos;
entre cielo y mar vuelan aves cándidas
y cruzan islas de ópalo.
Brillan los templos con albor marmóreo
sobre altas cumbres en la tarde rósea;
muévense los cipreses; suelta su hálito
denso el mirto aromático.
Mar adentro, salobre brisa llévase
el aroma y lo mezcla con los náuticos
cantos de un barco que ante el puerto próximo
recoge velas, plácido.
Bajar veo un cortejo de la acrópolis;
son doncellas que traen peplos cándidos,
guirnaldas en la frente, en mano láureas,
y en las bocas un cántico.
Fijo el bauprés sobre la playa patria
salta a tierra un guerrero, de armas fúlgido.
¿Será Alceo? ¿Quizá de empresas bélicas
vuelve a las lesbias vírgenes?
GIOSUÉ CARDUCCI ("Odas bárbaras").-
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