EL PAYASO
El tablado que una orquesta enfática sacude
cruje con los grandes pies del magro saltimbanqui
que arenga no sin finura y sin desdén
a mirones que patean en el barro ante él.
El emplasto de su frente y el afeite de sus pómulos
maravillan. Y perora y se calla de repente,
recibe en el trasero puntapiés, burlón,
besa en el cuello a su comadre enorme, y hace la rueda.
Lo que reclama, con toda el alma aprobaremos.
Su floreado jubón de tela y sus pantorras
girando hasta el exceso valen que nos paremos.
Mas lo que cumple a todos admirar, es ante todo
esa peluca de la que surge en la cabeza,
presta, una cola con una mariposa al cabo.
PAUL VERLAINE ("Antología Poética").-
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