DISPERSIONES

DISPERSIONES

domingo, 8 de mayo de 2016

POESÍA LATINOAMERICANA





Se terminó el papel higiénico
y el excusado está tapado
con pedazos de papel de diario.
Se desvanecerá el jabón
con la próxima lavada de manos.
La peineta perdió otro diente.
La trizadura del espejo es otra arruga.
No queda ropa limpia.
Hay pañales sucios en la tina.
Se le cayó el último botón
que le quedaba a la camisa.
En la superficie de la mesa,
impresiones de pequeñas manos,
baberos, platos sucios
con migajas y raspas de pescados.
Vasos con secas borras moradas.
En la frutera vacía dormita,
ovillado el gato.
El auto viejo estacionado afuera
no arranca desde hace meses o años.
Inmóvil descansa con sus ejes,
sobre pilas de piedras y ladrillos.
Le robaron los neumáticos, los focos
y cada día lo despojan de nuevas piezas
como un gran insecto muerto
que devoran invisibles hormigas.
El jardín está exuberante, lozano.
Invadido de malezas que asfixian las plantas.
La manguera serpeante es invisible.
Se escapó de su jaula el canario.
Y el pez de color se ahogó
y quedó flotando panza arriba
en el agua turbia de su redoma.
El perro royó su soga
y se marchó a la siga de una perra.
El lechero ya no trae leche a la casa,
ni el suplementero reparte periódicos.
El cartero trae sólo cuentas impagas.
Sobres con ventanas que nadie abre.
Los acreedores golpean largamente,
pero nadie abre, nadie responde.
El basurero pasa dos veces por semana,
pero lo hace demasiado temprano.
En el patio los tarros desbordantes,
hieden.
El televisor encendido sin sonido
arroja movedizas sombras
sobre el suelo entalcado
por el yeso que llueve del cielorraso.
Un niño en un corral de palo,
entre juguetes se desgañita llorando,
hambriento y mojado,
la húmeda boca abierta,
los ojos vidriosos de lágrimas,
mirando
cómo la bestia de las dos espaldas
gruñendo convulsa se revuelca
intentando devorarse a sí misma.


GONZALO MILLÁN (Chile, 1947).-

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