LOS CAMPOS
Un Campos, el dios,
vulcaniza el pájaro del desdén
en las frentes ajenas.
Otro Campos, el muerto,
lleva su miedo a la taberna de las amistades.
Hay uno más, el triste,
que carga el cadalso de algunas mujeres.
Hay otro que ni él conoce
y que tiene enterrado
un enorme gusano eclesiástico.
Mi hermano grande, Campos,
que habla siempre para convencerme...
y tantas veces lo hace.
MARCO ANTONIO CAMPOS (México, 1949).-
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