DISPERSIONES

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sábado, 26 de marzo de 2016

JUAN JOSÉ CASTRO MARTÍN EN "LA HABITACIÓN CERRADA"






LOS LIRIOS AMARILLOS




A la memoria aciaga le resulta
difícil elegir en qué momento
la realidad fractura lo vivido.
Era la claridad
igual que estar llegando hasta la orilla
siempre, como adentrarse al mar desnudo
ante el menesteroso abrazo impuesto
por el mundo y su trama de despojos,
todavía ignorados mas presentes.
La claridad rendía
el cuerpo al oleaje hasta quedarse
solos el uno frente al otro heridos.
Zambullidas, sonrisas, chapoteos...
Fluía el cuerpo al mar hasta dolerse
en onda nueva sólo, fatigado.
Tras hacer a la espuma prisionero
violento en la alegría, era el retorno
por los campos sembrados con las cañas,
el aroma dulzón
que si anochece sube de la vega
cenagosa por cuyos
canales se escondían los leprosos
galápagos huidizos junto al fuego
sumiso de los lirios amarillos.
No la extensión, la intensidad azul
de la tarde muriendo respondía
entre los rojos sauces
al tiempo que sisea la lechuza
con eco esquivo y penetrante
al bárbaro sonido de las sombras.



JUAN JOSÉ CASTRO ("La habitación cerrada").-




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