XII
Recuerdo ahora el viento de tu enjambre,
el agua, la sed y los panes de tu pecho
y mi corazón golpeando esta cárcel
de amor que me empuja a indefinidos lugares.
Piedra tú y yo cauce o fuego que moldea
el barro de tu nombre en mis alcobas;
es al fin posible que las flores detengan
en mis manos tu alegría y el milagro.
Se me vierte el corazón hacía tus ojos
como un camino por donde ya siempre
la primavera reconozca que eres árbol
y luz de una noche anhelando gozos.
Recuerdo ahora aquel espejo antiguo,
el cuerpo, tu omisión del tiempo -gracias-
y tus palabras últimas, pendientes,
que mi alma espera cualquier tarde.
JOSÉ MARÍA COTARELO ASTURIAS ("Cuanto cabe en una mano").-
No hay comentarios:
Publicar un comentario