DISPERSIONES

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martes, 8 de marzo de 2016

30 POETAS ANTE EL ESPEJO LORQUIANO







APICULTOR DE NIÑOS



El hombre de las abejas
murió.
Toda su vida se le vio
entre colmenas.
La cara pocos se la vieron,
con las manos como pinzas
hurgando en los enjambres.
Y hubo un tiempo que
casi no necesitó ya
el velo que le caía de la caperuza.
Murió al fin.
Lo enterraron.
Su tumba no destiló miel.
Pero las abejas le siguieron.
Están ahí, siguen ahí
sobrevolando su cadáver.


ANTONIO ENRIQUE ("Al otro lado del mundo").-

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