El pasado jueves día 10-12-2015, a las 20'30 horas y en el Salón de Actos del Colegio San Agustín de Motril (Granada), tuvo lugar la presentación del hasta ahora último poemario de Antonio José Royuela García "Zonas".
La velada fue mágica y todo un éxito, donde Antonio José nos recitó alguno de sus poemas, apoyado por amigos que también recitaron, vídeos compuestos para la ocasión y el acompañamiento de Alfonso Millán Quintana, quien nos maravilló a todos los presentes con su guitarra y su voz.
Como siempre, el Aula de Pensamiento Francisco Javier de Burgos apuesta por la cultura, este vez de la mano de la poesía.
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A continuación, además de algunas fotos del acto, os dejo la presentación que sobre el poeta y su obra realicé gustosamente, ya que fui el encargado de esbozar una pequeña biografía del autor, para dar entrada a sus versos.
Gracias a todos los asistentes y a estos dos pedazos de artistas que nos acompañaron esa noche.
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Antonio
José Royuela García nace en Córdoba, en algún año de la segunda mitad del siglo
XX. Este hermetismo alrededor de su fecha de nacimiento, no hace más que
acrecentar el secretismo, el halo de misterio en el que gusta recrearse todo
poeta que se precie.
Diplomado en Ciencias de la Educación y Licenciado
en Psicopedagogía, actualmente trabaja en la enseñanza como maestro de
Educación Primaria. Porque como él mismo dice pocas cosas, junto a la
literatura, son tan gratificantes como la educación y el desarrollo intelectual
y emocional de los niños.
Ganador o finalista de numerosos
premios literarios, inició su carrera en la escritura con el poemario
“Desajustes” (agosto de 2008); más tarde siguió un segundo poemario “La mente
del mono” (noviembre de 2011) y desde abril de este año ya podemos contar en
las librerías con el que es, hasta ahora, su último poemario publicado:
“Zonas”.
La poesía es un viento cálido pero
agridulce. Solamente los que tienen la osadía de inmiscuirse en ella, de
empaparse de ella, de perderse en sus laberínticos pasillos o en sus
habitaciones repletas de vida, saben a lo que me refiero.
De este modo, francamente hay que
agradecer el tesón, el valor y la humildad de aquél que se aventura en el
vertiginoso viaje de dar forma (y sentimiento) a un poemario. Porque adolecemos
de palabras dulces, de frases o ideas que se expulsan por la boca o por el puño
directamente desde el estómago, sin andenes ni paradas intermedias.
Y por esto mismo celebro hallarme aquí
sentado, presentando a un poeta genuino, enamorado de la palabra y de la poesía
más pura para dejarnos desnudos ante la inmensidad de lo que puede llegar a
decirse. Un poeta, digo, que canaliza el verbo para dar cabida al amor más
profundo, a la cotidianeidad de lo vivido, a la tenacidad por agarrarse con
uñas y dientes a todo aquello que huela a verso. Empresa quijotesca, no me cabe
duda, pero no exenta de ínfimos regocijos que el poeta saborea en la soledad de
un folio en blanco.
Agradecer, por tanto, a Antonio José
Royuela que sea un hombre valiente, comprometido con la poesía y con aquellos
que desean ver más allá de una rectilínea manera del discurrir de la vida. No
hace mucho tiempo que nos conocemos, allá por el año 2011 en que empezamos a
conocernos por las redes y nos intercambiamos nuestros poemarios (él acababa de
publicar “La mente del mono”), camicaces de la palabra y solitarios en la ardua
tarea de escribir como somos ambos, pero por casualidades y exigencia de la
poesía, como digo, terminamos por encontrarnos y leernos mutuamente.
Lo que más me llamó la atención de la
poesía de Antonio José al leer precisamente su segundo poemario, fue la total y
disciplinada ausencia de figuras retóricas en sus poemas. Lo dicho queda dicho
tal cual, sin falsas adulaciones o maquillajes imperfectos. Unos poemas
sencillos y puros, con alguna reminiscencia machadiana, diría yo. Antes de “La
mente del mono” ya había publicado un primer poemario “Desajustes”, que aún no
he tenido la oportunidad de leer.
Y ahora nos llega para deleitarnos y
asombrarnos un poco más “Zonas”, un bello poemario que, además, nos regala la
sorpresa de poder descargarnos gratuitamente “Resilencia”, un interesantísimo
libro de microrrelatos. Como él mismo dice, escribir es una necesidad de
comunicar todo aquello que le interesa, que va íntimamente ligado a su afición
por la lectura. Un poemario, éste que nos ocupa, donde Royuela desata las
palabras para componer unas estrofas llenas de vida y luz, impregnadas de un
lirismo familiar y cercano, no exento de reivindicaciones absolutas:
…“Para los que cabalgan a
lomos de purasangres
o dirigen los hornos donde se
tallan gemas,
los gritos de socorro de
quienes se desangran
sin vendas que puedan taponar
sus heridas,
solo son cantos de sirena”…
Nos encontramos, también, con poemas
que pretenden dar las gracias (a un amigo, a un amor, a alguien admirado), amasando figuras
intrépidas y descarnadas:
…“Temen a las hadas,
a los sueños donde el color
de la piel no importa,
al caballo alado que montas,
a los espacios de la razón
y a las madrazas de pizarras
con poemas”…
Porque según él mismo nos cuenta, al
escribir aprende a conocerse a sí mismo, a saber dónde se encuentra, sin
prestarle mucha atención al futuro. Cuando le preguntan por su poética suele
parafrasear a Pablo Neruda: “Si me preguntan qué es mi poesía debo decirles no
sé; pero si se lo preguntan a mi poesía, ella les dirá quién soy yo”.
Para terminar, me gustaría leerles uno
de los poemas incluido en el libro que lleva por título “Llueve otra vez”:
LLUEVE OTRA VEZ
El
otoño se empeña en traer lluvia que no le corresponde.
Por
la fuerza con la que cae
parece
una lluvia del trópico,
acostumbrada
a arrasar poblados, ciudades enteras.
El
dolor no respeta los términos del contrato
y
las lunas del taxi
ahondan
en la crueldad que la imaginación aflige.
Tal
vez,
la
mujer con la que voy a encontrarme
no
sea más que un recuerdo.
Gracias, y disfruten de la poesía.
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