POSTAL CON FARO
Quizás la mañana sea propensa a efluvios
viajeros y precursores de este último aguacero.
O puede que las nubes solo señalen
una tregua con dedos descarnados
mientras rizos de espuma van ganando,
en una batalla ancestral,
el sitio a las piedras.
El faro ha sido guía y destino.
El frío, una pátina gelatinosa
que se adhiere a los huesos.
El faro, ahora, es un gigante inmenso
que despotrica con voz de luz
alertando de murmullos y pasos.
El sendero, sinuoso, atesora la aventura.
Juanjo Cuenca ("Hijos de nadie").-
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