DISPERSIONES

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sábado, 28 de marzo de 2015

CICLO MUJERES POETAS CONTEMPORÁNEAS: MONTSERRAT DOUCET











Siempre he pensado que si la palabra es la que nos hace humanos, la palabra poética es la que nos revela nuestra parte divina. Con ella se accede a las cosas aparentemente invisibles que esperan el momento de ser nombradas, de ser creadas y en este sentido se puede decir que el poeta continúa y colabora con la obra de crear el mundo.

El lenguaje es tal vez la mayor responsabilidad humana pues determina el pensamiento y el pensamiento mueve a la acción. La poesía reclama toda la belleza necesaria para sentirnos parte de lo divino, para no olvidar nuestro origen al que nos permite acceder si humildemente nos dejamos poseer por ella. (Cuando la Pitia entregaba sus hexámetros se decía que los dioses habían hablado). La palabra poética abre caminos pero es un viaje sin retorno hacia el ser. 

Poeta española. Doctora en Estudios Interculturales y Literarios, Licenciada en Filología Hispánica por la UCM. Imparte clases de Lengua y Literatura Española desde 1985. Como miembro del Seminario Permanente de Teatro del CEP ha codirigido obras clásicas griegas (Jornadas de Teatro Grecolatino de Segóbriga). Directora del taller de poesía y narrativa Trascendentalista (creado por los poetas costarricenses Laureano Albán y Julieta Dobles) de 2001 a 2011. Ha participado como poeta invitada en varios Encuentros y Festivales Internacionales de Poesía. Ha publicado los siguientes poemarios: Culpable de milagros (Vitruvio, 2001), Paisajes hacia lo hondo, hai-kus, (junto a la poeta y amiga Almudena Urbina) (CELYA, 2002), El invierno de la rosa (El Brocense 2003), Arquitectura entre los campos(Universidad de Costa Rica, 2008) y Grafiti (Doce Calles, Aranjuez, 2009). Su obra figura en diversas antologías españolas e hispanoamericanas. En 2009 recibió el 2º premio de poesía Terras de Chamoso, Diputación de Lugo. Es miembro del Grupo Aranjuez.




FRONTERAS DEL SILENCIO



Hay pájaros que picotean
los cabellos desnudos a la noche.
Un pato mordisquea
los ojos de un mendigo.
Todas las ventanas se abren
al mismo jardín que no existe.
En tanto la nieve de los almendros
desborda las fronteras del silencio
y tú, mi amor,
solicitas poemas sin tristezas.




Montserrat Doucet ("Grafiti").-


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