¡Ah, el sexo!. También está presente en la poesía. El erotismo, el crear atmósferas propicias para imaginar y abandonarse, ha sido siempre un tema recurrente en mucho autores y poetas. La propia belleza de la palabra perdida en el lienzo poéticamente lujurioso de la piel....
Cuando ellos dormían juntos
tú venías a buscarme por la noche
como un fantasma con los pies descalzos
que temblase de fiebre,
y sin decir palabra retirabas la sábana
para mostrarme a tientas la oscuridad de tus pezones
y tu pequeño sexo que ibas humedeciendo para mí,
y te ofrecías, sumisa,
como si hubiese sido yo quien en un sueño
te hubiese convocado a regresar,
a quemarme la piel contra la tuya,
a reabrir mis heridas
en un nuevo delirio de venganza y deseo
aún más destructivo que el amor,
porque al llegar el alba,
cuando ella se marchaba,
tú te volvías con él.
Pedro Molina Temboury ("Escenas de mi vida sexual").-
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