TARDES DE BRASERO
En la puerta de mi tía Isidora
siempre hay un brasero encendido
con ascuas como rubíes
y algún pabilo dormido.
Ahora la tía se ha ido,
dejando solos brasero y mecedora
que, después de una hora,
toda la brasa se ha apagado sola.
¡Ay, Isidora, Isidora,
si te hubieras quedado en tu mecedora,
no habrías el fuego perdido
y estarías caliente ahora!.
Del poemario "Cometa blanca sobre mar azul" (infantil), de Juanjo Cuenca.-
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