AÑORANZA
Finalizó el cómputo de horas perdidas
entre líquenes desgastados en la cornisa.
Son ellos los que se cernían
y anidaban, solícitos, en mi codo.
¡Sucumbimos paseando en el verdín!.
Después -el sol
ha ido resecando lo uno y tu mirada-,
sólo nos quedaba ensimismarnos en los recuerdos.
¿Dónde habrá quedado la leve forma de la paloma?.
Del poemario "Lluvia en los zapatos", de Juanjo Cuenca.-
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