TE VENTEO SIN RASTRO
Calla el trino
que se acerca a mi tumba abierta
y derrama barro que no funde:
sólo soy tierra.
Abre el manto oscuro
de sus piernas ocres,
deambulando sin calle
y sin cielo muerto.
Siente a voces mi pulso
pausado,
no dudo en acariciarte
y poblarte de dudas.
Venteo como fiera
tu rastro de surcos ambiguos.
Sin pena ni gloria,
muero sin llanto.
Del poemario "Las ratas de la conciencia", de Juanjo Cuenca.-
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