DISPERSIONES

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lunes, 23 de abril de 2012

XXXXVI

CAMINO DE LAS CAÑAS


No es solo una calle aquella
que late como una vena.

La gente adormilada sestea
en el tranco
mientras el respaldo de la silla
de anea
reposa en la pared encalada.

Pasan los chiquillos alborotando
con canicas y costras
en las rodillas
como un remiendo;
y la mujer serena esparce agua
aventando, tajante,
la pavesa que aterriza
sobre aceras y dinteles,
con el resonar de cascos en fila
(a cuatro patas)
que martillean el suelo
llevando su carga dulce.


Del poemario "La agonía de la pavesa", de Juanjo Cuenca.-

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