DISPERSIONES

DISPERSIONES

jueves, 30 de diciembre de 2010

Dulces bocanadas me emborrachan
de vientos perpetuos de azotea,
aquellos que castigan cornisas
de acero,
que mecen luego luces.
Las hojas bailan,
los ojos se cierran grises
como besos de otoño
detrás de un pupitre maltrecho.
Truena mi voz
afilada como espada
quebradiza:
ronca se me queda a solas
como piedra que rueda sobre el aspa.
Poco a poco descubrí el sendero
surcado de venas altivas
que llevaba a tu monte.
Igual que el mar descubre conchas
una a una,
lamiendo la arena.


Del poemario Las ratas de la conciencia, de Juanjo Cuenca.-

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