DISPERSIONES
martes, 26 de noviembre de 2013
Y ahora tú te ríes cada vez que te confieso,
sonriendo algo así como de medio lado,
sonriendo en la tristeza,
soltando los quejidos como en un pozo que se
acerca hasta tu serena ventana,
te ríes de aquellas palabras locas que te ponía
en el oído, lentas, con el peso de la
conciencia que empieza a ser madura
"-No era así, Juanjo,
el deseo no se olvida mientras empapa,
el deseo no se olvida, nunca, nunca, nunca,
sino que adormece y esconde todos sus frutos
y se posiciona agazapado esperando alcanzarte;:
Ya te alejas, Ana, por este urbano
resquicio de pasillos y aulas
donde jamás se hace de noche
en tus rodillas candadas de soportar la
pena,
en tus rodillas,
No es así, Juanjo,
y busco casi a tientas
un ruido donde encontrarte
desprevenida,
y comulgo cabizbajo con la panacea de saberte en mi
sangre,
panacea de andar por casa
No te acostumbres:
no siempre querré quererte
y
como se mece altiva el agua frente al sediento,
se fue apagando la prisa,
se fue apagando el dolor de tanto mirarte, Ana,
y me volví contigo y para ti invisible,
y me volví guerrero con su lanza,
y me volví guerreando,
guerreando hasta ganar la plaza de tu lecho
y de tu alma.
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Del poemario "La mirada fingida", de Juanjo Cuenca.-
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